Blázquez recuerda que a la reforma de la Curia debe sumarse la "evangélica" y llama a la conversión personal
EUROPA PRESS
02/04/201515:01 h.El también presidente de la Conferencia Episcopal Española ha enfatizado, durante su homilía en la Misa Crismal oficiada en esta jornada de Jueves Santo, en el discurso pronunciado por el Papa Francisco antes de Navidad y dirigido a los miembros de la Curia romana, cuya reforma "organizativa e institucional" debe acompañarse, a petición de los propios cardenales en los encuentros previos al cónclave, de una renovación "evangélica y espiritual".
A su juicio, los cambios exteriores no son suficientes si no se acompañan de una conversión personal "fecunda" con la que hacer frente a "quince enfermedades o quince tentaciones" de las que el Papa habló entonces y que tienen que ver, ha precisado, con el "desgaste, el descuido y la erosión de la vida".
"Necesitamos refrescar el corazón y la vida en medio de las sequías, los enfriamientos y las inercias religiosas que nos contagia el ambiente", ha apuntado Blázquez, quien tras apuntar a un tipo de envejecimiento "que es fruto de la desidia", ha tenido un recuerdo a los cristianos de Tierra Santa y Oriente Medio y sus "expropiaciones, desalojos y persecuciones".
Tras considerar "inadecuado" que los medios de comunicación "acentúen unas causas y releguen otras al silencio" cuando la muerte "golpea injustamente a unos y otros", el cardenal arzobispo de Valladolid ha pedido a los asistentes que tengan presentes a los cristianos de aquella zona, "a los que la persecuión une en un ecumenismo de la sangre".
En la primera parte de su homilía, Ricardo Blázquez ha enfatizado en el rito de la consagración del crisma, el aceite mexzclado con bálsamo utilizado para la unción, en su simbología y uso en la historia de Israel o en los sacramentos del bautismo, la confirmación y la ordenación sacerdotal.
"La misa crismal emite estas numerosas y ricas resonancias que llegan hasta nosotros. Nos evoca la iniciación cristiana como incorporación a Cristo y a la Iglesia pueblo nuevo de Dios; nos recuerda a los sacerdotes y ministros el día singular de nuestra ordenación y a todos nos alienta en la misión evangelizadora y en el camino de esperanza en medios de los trabajos y las pruebas".