Para hacer este descubrimiento, que ha sido publicado en la revista 'Faseb', el equipo de la investigadora Claudia expuso a ratones a la luz constante, lo que provoca una alteración de su 'reloj interno' que, incluso, llega a un nivel que, normalmente, se produce durante el envejecimiento.
Finalmente, los ratones perdieron su ritmo de 24 horas en el metabolismo de la energía y sensibilidad a la insulina, lo que indica que el deterioro leve de la función de reloj tuvo "graves consecuencias metabólicas".