Laura Luelmo fue agredida con extremada violencia según el sumario
Laura Luelmo llegó al supermercado del campillo a las 17:14 del 12 de diciembre. Acababa de instalarse en el pueblo, no tenía nada en su nueva casa, compró agua, patatas fritas y huevos que le dio el dependiente. La vemos en la caja. Paga y guarda sus productos para salir seis minutos después. Son las últimas imágenes de la joven con vida. Bernardo Montoya la esperaba a la llegada a su casa para abordarla y meterla en su vivienda. Era su vecino al que Laura tenía miedo y así se lo había manifestado a su novio. Montoya estaba libre después de 20 años en prisión y no paraba de mirarla cuando pasaba. Se “encaprichó” declararía. No le dio opciones a la joven. Montoya se ensañó, según el sumario. Maniatada con los cordones de las zapatillas, recibió más de 50 golpes, 40 en la cabeza. Las descripciones en los informes resaltan la violencia que empleó. En la vivienda, fregada a conciencia, hallaron sangre de Laura en la pared, el suelo, la cama; el ADN de Laura estaba por todas partes. El de Montoya, por todo el cuerpo de la joven, hasta en la pulsera tobillera que llevaba. Fue agredida sexualmente con brutalidad y golpeada contra el suelo, y con una barra o palo en la mandíbula. La envolvió en una manta en la que hallaron sangre, y en el maletero del coche donde la trasladó al monte para volver a golpearla con una piedra. Fue el golpe mortal pero Laura tardó en morir. Varios informes forenses del sumario sitúan la muerte hasta 100 horas después, cuatro días. Solo uno de Toxicología habla de que pudo morir el mismo día, en seis horas dice. Eso coincidiría con la versión de la Guardia Civil de que Laura murió muy rápido. La discusión en torno a la data de la muerte tiene relevancia para la familia de Laura, ya que la búsqueda a fondo no comenzó en las primeras horas y tampoco pudieron detener a Bernardo Montoya hasta pasados unos días, porque se había fugado de su casa al ver a la Guardia Civil merodeando. Pero falta la autopsia definitiva. Lo que sí se desprende del sumario, sin ninguna duda, es que la versiones de Montoya, las tres, están plagadas de mentiras. Laura fue violada y agredida con violencia extrema. Fue un sádico y actuó con tanta frialdad que Montoya se comió las patatas que había comprado su víctima. En la vivienda encontraron el resto de la compra de Laura, y el ticket. Las acusaciones piden para él prisión permanente revisable.