Los líderes iberoamericanos no tardan en tomar asiento y no sólo porque lo hagan al ritmo de la música, sino porque cada vez hay menos asistentes.
Tras la solemnidad del himno de Panamá, el país anfitrión, llega el vídeo inaugural y un discurso del Rey en el que no se hace mención alguna al Príncipe, de invitado, en primera fila.