Perdió el control de su vida hasta que le dignosticaron síndrome de alcoholismo fetal

Lee Harvey-Heath no tuvo una infancia fácil: sus padres eran alcohólicos y le descuidaban, por lo que él ingresó en un orfanato y fue adoptado por una familia poco después.

A los quince años, Harvey comenzó su adicción al alcohol y a las drogas e intentó suicidarse varias veces. Vivió en albergues para personas sin hogar, dependía de los comedores sociales para alimentarse y estuvo dos años en la cárcel por haber realizado varios robos.

Según explica Harvey a Mirror: "Tengo una hija pero dejé de verla a causa del alcohol. Intenté acabar con mi vida y corrí frente a un coche. Siempre supe que algo andaba mal conmigo, que algo era diferente. Nunca podía concentrarme cuando era niño, era muy ingenuo y no pensaba en las consecuencias de mis actos. Fui adicto a las drogas y al alcohol durante 10 años. Mi madre (adoptiva) sabía que había alcohol involucrado en mi infancia y comenzó a investigar sobre el síndrome de alcoholismo fetal".

Tras conseguir información sobre el síndrome, su madre adoptiva le llevó a un especialista que, después de hacerle las pruebas pertinentes, confirmó que Harvey lo padece.

"Fue un gran alivio saber que tengo el síndrome. Explica todo lo demás", dijo Harvey. Actualmente lleva seis años sobrio y está ayudando a personas que están en su situación.