¿Pueden los británicos amar la monarquía más allá de Isabel II?
Reuters/EP
01/06/201215:02 h.Las encuestas muestran que la monarca de 86 años sigue siendo enormemente popular y querida por sus súbditos, pero sigue habiendo dudas sobre el futuro de la monarquía cuando ella no esté y su hijo Carlos, que ya tiene 63 años, se convierta en rey.
Republicanos, observadores reales e incluso aquellos con fuertes simpatías hacia la monarquía dicen que el futuro puede plantear un problema para una institución que depende del atractivo personal para seguir siendo relevante en el mundo moderno.
"La monarquía es tan buena como la persona que haga el trabajo", dijo el biógrafo real Robert Lacey.
"Los británicos han cortado la cabeza de su rey, los británicos han vivido en una república durante 11 años con Oliver Cromwell (en el siglo XVII). Podríamos hacerlo otra vez".
Isabel se convirtió en reina con 25 años el 6 de febrero de 1952 tras la muerte de su padre, Jorge VI, cuando ella se encontraba de viaje en Kenia con su marido, el príncipe Felipe. Winston Churchill fue su primer ministro.
Heredó el trono de un rey enormemente popular, cuya reputación por cumplir su tarea de manera inquebrantable ayudó a la familia real a superar el escándalo de la abdicación de Eduardo VIII al enamorarse de una estadounidense divorciada y entusiasmó a todas las capas de la sociedad durante la Segunda Guerra Mundial.
Durante sus 60 años en el trono, el país ha pasado por cambios dramáticos, desde la austeridad de la posguerra en los años 50, los alegres 60, la avaricia de los 80 y los tres mandatos del ex primer ministro Tony Blair y su nuevo laborismo.
Reino Unido ha evolucionado hacia una sociedad más igualitaria, en la que las clases en el poder han tenido que hacer sitio a una clase media de rápida expansión, lugares como Oxford y Cambridge ya no están reservados para los aristócratas, y la mayoría de los pares hereditarios de la Cámara de los Lores han perdido sus escaños.
REVESES
A pesar de sus prometedores inicios, el reinado de Isabel II no ha estado exento de problemas. Tuvo que decir adiós al imperio reunido por sus antecesores, desde Kenia a Hong Kong, aunque sigue siendo la jefa de Estado de 16 países y encabeza la Commnwealth. Su matrimonio con un príncipe griego se ha mantenido sólido, pero los de su hermana, hija y dos de sus hijos han sido fracasos públicos.
El 40 aniversario de su llegada al trono fue el año que calificó de "annus horribilis", después de que los matrimonios de tres de sus cuatro hijos se hundieran y se produjera un incendio en su residencia del Castillo de Windsor.
La muerte de la princesa Diana, divorciada de su hijo mayor y heredero Carlos, en 1997, empeoró aún más la imagen pública de la familia. Pero aunque sus hijos y otros miembros de la familia real han acaparado portadas de los medios con frecuencia, llevando a algunos a calificarla de la "la familia más disfuncional de Reino Unido", la reina se ha mantenido digna y responsable.
Las actitudes cambiantes en la sociedad y los bochornos ocasionales no han supuesto retos serios para una línea real que se remonta a Guillermo el Conquistador en 1066. Incluso los republicanos más convencidos creen que la reverencia hacia la reina supone que hay pocas posibilidades de cambiar el status quo.
Apoyada por una operación mediática más profesional y sofisticada, la reputación de la familia real no sólo se ha recuperado de los días oscuros de los 90, sino que ha llegado a nuevas cotas.
BODA TRIUNFO
El éxito de la boda el año pasado entre el nieto mayor de la reina, el príncipe Guillermo, y Kate Middleton, se reflejó en que más de un millón de personas la vieron en las calles de Londres y unos 2.000 millones por televisión en todo el mundo.
Un sondeo publicado la semana pasada en el diario de centroizquierda The Guardian mostró que el apoyo a la monarquía está en su nivel más alto desde que comenzó a hacerse la encuesta en 1997.
Casi el 70 por ciento de los británicos dijo que el país estaría peor sin la monarquía, frente al 22 por ciento que creía que estaría mejor. Sólo un 10 por ciento quería un jefe de estado electo.
"La monarquía en realidad no significa mucho para mí, pero creo que aporta algo a la sociedad", dijo el empleado de seguridad Brian Reid, mientras que el comercial Ed Jones, comentó: "La monarquía es algo bueno, da al país un sentido de identidad".
Pero en el sondeo no todo eran buenas noticias para el Palacio de Buckingham: sólo el 39 por ciento quiere que la corona pase a Carlos, mientras que el 48 por ciento prefiere que la herede su hijo Guillermo.
Expertos constitucionales dicen que no de ningún modo la corona se va a saltar una generación, y aseguran que la monarquía no es un concurso de televisión.