Tailandia asegura que no habrá atajos para extraditar a Bout a Estados Unidos

El gobernante tailandés indicó a los periodistas que se había reunido con representantes de los gobiernos de Estados Unidos y Rusia para informarles de que Tailandia cumplirá escrupulosamente la legislación nacional e internacional al respecto.

La víspera, la Fiscalía detuvo la extradición de Bout, de 43 años, cuando la Policía se lo iba a llevar al avión privado con alguaciles estadounidenses que esperaban en el aeropuerto de Don Muang, a unos 30 kilómetros al norte de Bangkok.

Según los fiscales del Estado, el traslado era ilegal porque el imputado tiene aún cuentas pendientes con la justicia tailandesa, en concreto las acusaciones de fraude y lavado de dinero que Estados Unidos presentó contra el ruso el pasado febrero.

Un tribunal de justicia de Bangkok tiene previsto examinar el caso el 4 octubre próximo, salvo que se retiren los cargos antes, como intenta hacer ahora Estados Unidos.

Bout fue detenido en un lujoso hotel de Bangkok el 8 de marzo de 2008 en un operativo tailandés con asesoramiento estadounidense y el Tribunal de Apelaciones concedió su extradición a Estados Unidos el pasado día 21, después de que una corte inferior lo denegase en agosto del año pasado.

Estados Unidos busca a Bout por terrorismo y lo implica en operaciones para la venta a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de unos 800 misiles tierra-aire, 5.000 fusiles de asalto AK-47, explosivos C-4 y minas antipersona, entre otras armas valoradas en varios millones de dólares.

Bout también intentó adquirir una batería antiaérea y conspiró para asesinar a ciudadanos estadounidenses, según el FBI.

Los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses sostienen que el ruso dirigió durante años una de las mayores redes de contrabando de armas, formada por un entramado de empresas para las que trabajaban unas 300 personas que llevaban a cabo esa actividad con el apoyo de unos 40 aviones, la mayor parte Antonov de fabricación rusa.

Bout, cuyo nombre aparece en numerosos informes de la ONU por transgredir sanciones internacionales y embargos de armas, ha sido acusado de hacer negocios con regímenes y grupos de África y Asia, con dictadores como el liberiano Charles Taylor y el libio Muamar Gadafi y organizaciones como los talibanes o Al Qaeda.