El sumario de la CAM reconstruye el crimen con ayuda de los empleados

Miguel López tuvo menos de 6 minutos para cometer el crimen. Según la reconstrucción que hace la policía, con las llaves del coche de sus suegra en el bolsillo, y la pistola en el otro, saludo a su suegra cuando llegó al concesionarios poco antes de las 18.30. La hermana de Mª Carmen la dejó a 10 metros del lavadero donde Miguel había colocado su coche, según la policía. Mª Carmen llegó hasta su Porsche Cayenne, Miguel le dio las llaves, ella entró y, antes de que metiera las llaves en el contacto, según la policía, recibió los dos tiros. Aquí vemos las llaves en la alfombrilla, caídas. Y los impactos de una de las balas que le alcanzó el pómulo y salió hacia el volante y el salpicadero. La otra rebotó en la puerta del copiloto.

Pero Mª Carmen no murió en el acto. Se quedó en el asiento agonizando mientras Miguel iba al taller. Eran las 18, 35. Habló con un cliente, y con un empelado con el que luego salió. Los dos vieron en el lavadero con las luces apagadas el coche de Mª Carmen. Ella estaba dentro pero no podían verla porque el Cayenne estaba colocado con el maletero hacia la calle. El empleado pensó que hablaba por teléfono porque tenía la luz interna del encendida. La puerta seguía abierta. Miguel le guió en dirección contraria según la declaración del trabajador que vio a Miguel marcharse a casa.

Mientras Miguel llegaba a la finca familiar, en 9 minutos, el empleado del lavadero regresó después de hacer un recado que Miguel le había encomendado. Lo tenía que haber hecho el lunes dijo, pero Miguel le pidió que esperara a que él se lo ordenase. Esa tarde se lo ordenó. Al llegar, creyó ver a un hombre que deambulaba con la cara ensangrentada. Mª Carmen llevaba pantalones ese día. Malherida había logrado salir del coche para pedir ayuda. Cuando el trabajador se acercó, la reconoció. Se había desplomado e intentó meterla en el asiento trasero para atenderla. Llamó a la ambulancia, y a Miguel que acaba de llegar a su casa, según el sumario, para buscarse una coartada con su familia.