Tras una década sin Yéremi su madre pide al Rubio que diga donde está su hijo
Malena Guerra @malenaguerrat5)
10/03/201715:54 h.Han pasado diez años y sus primos siguen dejándole cartas en la habitación. Tenían que estar con él cuando fue raptado, y no han podido superar esa sensación de culpa. Le echan de menos. Su madre nunca entra en la habitación pero hoy han entrado, es un doloroso aniversario pero este año es distinto. La ropa de Yéremi está en el armario, todas sus cosas están. No quiere retirarlas, nunca ha querido, se le forma una nudo en el estómago, la ahoga, pero ahora lo dice con la contundencia de una madre que ha aceptado. Porque ahora ya sabe quién se llevó a su hijo. Lo contó un preso al que Antonio Ojeda, el Rubio, confesó un día en la cárcel. Yéremi intentó escapar de sus garras, pero se golpeó al cabeza y él tuvo que hacerlo desaparecer. Después del lapsus, el Rubio volvió al silencio. Fue la última vez que estuvieron cerca de saber algo. Antes el Rubio había hablado a otro preso pero siempre echándole la culpa a otro. Antonio Ojeda se presentaba como un testigo de los hechos que casualmente llevaba un vehículo similar al señalado por otro testigo. Es su “modus operandi”, lo que ha hecho siempre, con Yéremi y con otro pequeño del que abusó después y por el que está condenado. Ese niño sí pudo escapar. Ojeda lo niega todo, pero lo cuenta en forma de observador. La Guardia Civil tiene la certeza de que él tiene todos los datos porque él estaba allí, porque él se llevó a Yéremi. Pero hay que demostrarlo y el Rubio no colabora. Ni siquiera acepta participar en una reconstrucción. A la familia del pequeño no le importa lo que le pase a Ojeda, sólo quieren que diga dónde está. Han cerrado un capítulo que ha durado casi una década para abrir otro con un sólo objetivo; arrancar a Ojeda la verdad.