Una activista rocía con agua y lejía la entrepierna de los viajeros que se sientan despatarrados en el transporte público

Harta del despatarre masculino, de ese molesto hábito de algunos de estirarse y abrir sus piernas en el transporte público, una joven activista rusa ha decidido rociar con una mezcla de agua y lejía sus entrepiernas. La acción es una reivindicación feminista, según ella, pero todo un asalto para los viajeros que no suelen juntar las rodillas cuando toman asiento.

Será un acto reflejo, tendrá que ver con la biología, la comodidad, o con marcar territorio...pero la postura de marras desagrada. Campañas más gráficas se han realizado en metros y autobuses de multitud de países, aunque el arrojo de la joven activista rusa ha conseguido ser viral. Y van dos... porque hace meses ya bajó al metro para subirse la falda. Sentía que algunos viajeros escudriñaban bajo su ropa, y así, facilitando el trabajo, denunciaba el acoso sexual.