La agonía de los 'bypass' gástricos en niños

Malissa Jones, una joven británica, buscaba en la operación de bypass gástrico perder peso y rebajar con ellos unas cuantas tallas. Lo que no sabía entonces es que la banda gástrica le estaba llevando, en su caso, a la anorexia. La que había sido la joven adolescente más obesa de Reino Unido, llegando a pesar más de 220 kilos, perdió tras la operación 159 kilos. Pero eso no fue todo, Malissa sufrió otros efectos secundarios que le han llevado desde entonces a un sufrimiento contínuo. Y es que la joven pasó de ser obesa a ser anoréxica, una pesadilla por la que no quiere que nadie pase.

Por eso Mallisa se une al llamamiento mundial que varios jóvenes afectados están lanzando contra este tipo de operaciones gástricas durante la infancia. "Quiero que la gente sepa que este tipo de cirugía no es la respuesta a la obesidad. Si pudiera volver atrás en el tiempo bajaría de peso con una combinación de dieta y alimentación saludable, confiesa al diario 'DailyMail'.

En la misma línea se expresa Emrah Mevsimler, que con 13 años se convirtió en el paciente más joven de Reino Unido, quien ha visto como todas las esperanzas en esa intervención fueron irreales y espera con desesperación poder retirarse la banda gástrica. Emrah recuerda como era mucho más feliz siendo obeso, ahora cada vez que come siente un dolor insoportable que le obliga a quedarse en casa y convierte su vida en un infierno. Su único deseo es retirarse la banda que se colocó pero no tiene el dinero necesario para hacerlo.

Por todo lo que han sudrido, Malissa y Emrah quieren avisar a otros adolescentes que lejos de ser una solución segura a los problemas de peso, los efectos secundarios de la cirugía gástrica pueden perjudicar la salud a largo plazo, disminuir la masa ósea, sufrir fracturas, anemia y cálculos renales, desnutrición, y problemas psicológicos de todo tipo.

Por su parte, médico expertos aclaran, según recoge el DailyMail, que esta operación solo se puede realizar en pacientes con obesidad mórbida y se necesita un compromiso de por vida, cambios en la dieta y en el estilo de vida de la persona y reconocen que no es una solución fácil que se pueda tomar a la ligera.