La policía investiga el destino de 6.000 armas ilegales vendidas por el armero de Getxo

El armero de Getxo y su hija han salido de prisión aunque siguen acusados de tráfico, depósito y tenencia de armas. No han vuelto a abrir su armería, que tenía una parte legal cara al público y la trastienda en la que hacían negocios con traficantes y delincuentes.
Amaya Prieto presentaba en internet su negocio aparentemente legal de armas de colección. Su tienda Cantábrico Militaria era la primera del sector. Todos los amantes de las armas de la Segunda Guerra Mundial y todos los coleccionistas de toda Europa conocían el negocio. Pero también los traficantes sin escrúpulos y los delincuentes sabían que en la trastienda se vendían armas fácilmente reutilizables porque eran ilegales. Por eso esas ventas se hacían con sumo cuidado. Los clientes las pedían vía correo o teléfono. Cuando la policía “pinchó” el teléfono a Amaya, descubrió ese negocio oscuro en que las armas se llaman “hierros”, palabras en clave para un comercio clandestino.
Amaya había aprendido de su padre, Jesus Prieto, el número uno, un hombre respetado en el País Vasco que se había labrado su fama en el mundo del coleccionismo. Era un españolista que jamás vendió un arma ilegal, y menos en los tiempos en los que ETA mataba. La policía y la guardia civil sabían de su fama y su rectitud. Hasta que el negocio empezó a sufrir embistes. Jesús había comprado fábricas enteras de armamento que cerraban en el norte. Los empresarios estaban encantados de vendérselas al precio de la chatarra. Pero en 2011 Europa endureció la legislación con el objetivo de controlar el mercado de las armas que comenzaban a usarse en atentados yihadistas. A partir de ese momento los cetmes que vendía Jesús tendrían que haber sido inutilizados de verdad para disparar, es decir, rotos. Ya no valía agujerearlos como en la legislación anterior, porque se comprobó que delincuentes y terroristas tapaban los agujeros y disparaban. Todo el arsenal de Jesús se convirtió en ilegal de la noche a la mañana.
Ahogado por las pérdidas y asfixiado por su arsenal de más de 10.000 armas, decidió no invertir en la inhabilitación reglamentaria de las piezas. E hizo todo lo contrario. Dar salida a semejante fábrica de armas ilegales. Cantábrico Militaria se pasó al lado oscuro. Y no sólo vendía armas. Vendía las piezas para reutilizarlas e incluso las rehabilitaba él mismo para los clientes VIP. La policía descubrió su negocio de paquetería con un traficante de Gerona que trabajaba casi exclusivamente para el mundo del hampa. Verificó que los delincuentes de la operación Portu compraban a Jesús Prieto y a su hija Amaya. Supieron que el arma usada en un atraco a un banco de Burgos donde resultó herido el director, también era de Cantábrico Militaria. Pero los Prieto siempre contestaban igual. “Solo vendemos las armas inutilizadas y si luego las trucan para que funcionen no es cosa nuestra”. Pero sí era su problema. Ellos eran plenamente conscientes de lo que hacían y a quién vendía, explica el comisario de policía la Comisaría General de Información que ha llevado la operación.
En vivo y en directo veían furgonetas con matrículas francesas aparcar frente a la fábrica de Getxo y cargar armas de ilegales. Pasaron la información a los socios europeos e investigan a todos los compradores de esas armas ilegales. Y fue en medio de esas vigilancias cuando recibieron el aviso de Europol. Habían encontrado en una armería belga la documentación de la compra venta de dos armas largas de Cantábrico Militaría. Y ese armero había abastecido a los terroristas del Museo Judío. Es más los Kalashnikov que usaron los terroristas del Charlie Ebdo fueron comprados en una armería checa y reutilizados en la misma armería belga. ¿Qué demuestra tanto descontrol? Que las armas de Jesús podrían acabar en manos terroristas. Y que el objetivo policial no es sólo el mercado negro armamentístico a gran escala. El foco está puesto en el coleccionismo. Hay hasta 6.000 armas vendidas por Jesús Prieto y su hija que urge encontrar. Son armas ilegales que se pueden volver activas.