El asesino de Alcolea mató a Rosario porque iba a abandonarle con su hija
Rosario Luna planeaba separarse de Antonio Gómez pero no sabía cómo hacerlo sin perder a su hija. Pidió asesoramiento a los servicios sociales y mantuvo al margen a su familia que nunca se enteró antes de su muerte de que vivía un infierno del que pretendía salir con su pequeña. Hasta que llegó la comunión de la niña y Rosario desapareció misteriosamente. Cuando sus hermanos llegaron al evento, Antonio Gómez les dijo simplemente que Rosario se había marchado a Granada con otro hombre. Así sin más. Lo soltó a bocajarro, sin adornos, pero la familia de Rosario sospechó rápidamente de él. Era imposible que Rosario abandonara lo que más quería y sobre todo la celebración que la había mantenido ocupada y contenta en los últimos meses. Ese mismo día cuando acabó la ceremonia, la familia de Rosario puso una denuncia ante la Guardia Civil. Así comenzó una investigación que no duró mucho porque la los agentes consiguieron que Antonio confesara cómo había matado a Rosario y dónde había dejado su cuerpo. Explicó que la atacó por detrás, sorpresivamente, con el cordón de una botas la asfixió. Luego le rodeó la cabeza con un plástico. Metió el cuerpo en una maleta enorme y lo llevó hasta la charca donde la enterró. Antonio explicó que no podía soportar que le abandonara y se llevara a la hija de ambos. Un crimen despiadado, de una frialdad extrema, que ha enmudecido al pueblo de Alcolea donde Rosario guardaba con celo su calvario. Nadie sabía lo que ocurría detrás de las paredes de su casa aunque algunas vecinas habían observado que ella vivía recluida, “sin salir nada más que para llevar y recoger a su hija en el colegio”. Ahora otra niña se queda huérfana, con una madre muerta y un padre encarcelado. Son ya 9 niños que se quedan huérfanos tras crímenes machistas, en lo que va de año.