El día a día de David Rivas, el joven sin brazos

Tiene los mismos sueños que cualquiera y el empuje para conseguirlos. "Soy una de esas personas que le echa bemoles, en teoría, a la vida", explica. La vida de David ha sido como una carrera de obstáculos; nació sin brazos pero, con esfuerzo, hizo de sus pies sus manos. "El aprendizaje es el de un niño pequeño que, al no tener manos, pues utiliza los pies para jugar, para coger las cosas...", cuenta David, que ahora ve natural su destreza con los pies.

A sus treinta y tres años, este madrileño es el encargado de coordinar las citas telefónicas del Hospital La Paz. "Para vestirme, para ir al baño, necesito ayuda de terceras personas", reconoce, pero por suerte esta ayuda la encuentra en su novia Bea, al igual que ella la tiene en David, pues ella también sufre una discapacidad. "Los dos nos servimos el uno al otro y no nos hace falta nada", explica su novia.

Ahora su objetivo es el carnet de conducir. "Va a estar más pendiente de no tener ningún error, porque la gente va a pensar que el error lo produce su discapacidad", afirma su profesor de autoescuela. David se examina por segunda vez la semana que viene, y siente que su sueño de conducir está cada vez más cerca.