Otxarkoaga despide sumido en el dolor al matrimonio de octogenarios asesinados

Otxarkoaga despide a Lucía y Rafael en una iglesia a rebosar, entre palabras de cariño y un emotivo recuerdo.

Casi una semana después del doble crimen, el barrio sigue sumido en el dolor, “abatido”, “consternado”.

“Estoy llorando, no se puede ni imaginar”, explica una vecina, al tiempo en que otras dan cuenta de la situación: “Estamos todo el mundo con miedo aquí. Vivimos con miedo y tenemos miedo”.

El barrio hoy habla alto y claro: “No necesitamos buenas palabras, que desgraciadamente pronto se olvidarán. No se trata de decir que el que la hace la paga. Se trata de poner los medios para que no lo haga nadie”, recalca Pablo Herranz, presidente de la Asociación de Familias de Otxarkoaga.

Los vecinos quieren soluciones, y las quieren ya, para vivir seguros de una vez por todas.