Seis meses después, Ana Julia Quezada, la asesina confesa del pequeño Gabriel Cruz, vuelve a los juzgados. A puerta cerrada, escuchará las acusaciones por las que va a ser juzgada y le comunicarán que será juzgada por un jurado popular. La Fiscalía y la acusación popular solicitan la pena de prisión permanente revisable para ella, algo a lo que se oponen los padres del pequeño por motivos ideológicos.