Un incendio destruye el teatro Princesa de Valencia, tras veinte años cerrado

Según han informado a EFE fuentes del cuerpo municipal de bomberos, el fuego se inició sobre las dos de la madrugada en un edificio deshabitado y colindante al teatro situado en el número 6 de la calle Murillo por causas que todavía se desconocen.

Poco después las llamas se propagaron a la nave del teatro Princesa, cuyo techo se derrumbó por causa del fuego.

Los más de treinta vecinos de los números 8, 10 y 12 de la calle Murillo y 3, 4, 5 y 7 de la calle Rey don Jaime, aledaños al edificio primero afectado por el fuego, tuvieron que ser desalojados "por precaución", aunque una vez controlado y extinguido el incendio han vuelto a sus casas y ninguno de ellos ha tenido que ser realojado.

Las estrechas calles han dificultado las tareas de extinción del fuego, en las que han participado, entre otros, varios vehículos "de altura" para poder acceder a la zona del incendio.

Una dotación de quince bomberos con dos escaleras y dos bombas urbanas pesadas (BUP) permanece esta tarde en el lugar de los hechos realizando labores de enfriamiento de los cascotes y extinguiendo desde la fachada el fuego del edificio Murillo, amenazado de ruina inminente.

Por ello, se va a proceder al corte parcial de la calle Murillo para que ningún vehículo o peatón resulte afectado por el posible derrumbe del edificio.

El antiguo teatro Princesa, de propiedad privada, era un diseño del arquitecto José Zacarías Camaña que databa de 1853 y estaba considerado de interés histórico, aunque llevaba veinte años cerrado y en situación de abandono.

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ha lamentado el incidente así como "no haber podido llegar a un acuerdo con los propietarios para adquirir el teatro y convertirlo en un gran centro cultural".

Por otro lado, los concejales socialistas en el Ayuntamiento de Valencia, Juan Soto y Vicente González Móstoles, han acusado de "negligencia" al gobierno municipal por no haber acometido la rehabilitación de las instalaciones y ha calificado de "irreparables" las pérdidas arquitectónicas, sentimentales y culturales que implica la destrucción del teatro.

El edificio, que estaba abandonado desde hace varios años, fue tomado por medio centenar de "okupas" en octubre de 1999 y uno de ellos falleció tras caer desde el techo del escenario hasta el patio de butacas, cuando iban a ser desalojados por agentes de la Policía Nacional.