Una maltratada: "Me decía; si me denuncias, te mato. No lo vas a contar"

Danny Alexis I.G se ha sentado en el banquillo de los acusados por un delito de amenazas, violencia habitual en el ámbito familiar y continuado de desobediencia. El hombre afronta una petición fiscal de cuatro años de prisión por el maltrato y por desobedecer las órdenes de alejamiento respecto a su familia y de no poder abandonar el país, ya que huyó a Italia tras arrancarse la pulsera de control telemático.

Tras un biombo y con la voz temblorosa durante toda la declaración, la mujer ha narrado muchos de los momentos de malos tratos que recibió durante sus nueve años de matrimonio, en los que la pareja tuvo dos hijos en común "fruto de violaciones".

"Me di cuenta desde el principio que su comportamiento no era normal. Empezó desde el primer día con agresividad e insultos. Era frecuente que me faltara al respeto. Me decía; eres una inútil, eres tonta, eres torpe. Me recriminaba que las tareas del hogar no estuvieran bien hechas. Si pensaba que miraba a alguien, me amenazaba con matarme", ha contado.

Además, ha especificado que la violencia que sufría era a través de "golpes, puñetazos, patadas y agresiones sexuales". "Cuando pasaba por mi lado, me empujaba y me decía; quitate, no vales nada, me estorbas. Era diario. Si llegaba cinco minutos tarde de trabajar, me preguntaba si había estado con alguien. Me obligaba a trabajar y me quitaba el dinero. No tenía dinero para pagar las cosas de mis hijas, como el comedor o los pañales", ha señalado.

Asimismo, ha admitido que tenía miedo a denunciar los hechos ante las amenazas de muerte y de que se iba a ir con sus hijas. "Me decía que cualquier día ya no iban a estar y no sabría donde buscarlas", ha añadido la víctima, quien no podía mantener relación con su familia. "Con mirarle a la cara, ya me producía miedo", ha reconocido.

Y ha admitido ante la sala que "nunca" tuvo relaciones consentidas con él, ya que siempre la violaba. "Eran en medio del pasillo o en el baño. Me llevaba prácticamente arrastrada. Me decía que tenía que cumplir con lo que tenía que hacer", ha apuntado y ha añadido que sabía que lo iba a hacer siempre "por las buenas o por las malas".

NIEGA LOS HECHOS

Con semblante tranquilo y voz pausada, el acusado ha negado al tribunal que ejerciera cualquier tipo de violencia sobre su mujer o sus hijos. Y ha respondido con un jamás a todas las preguntas relacionadas con los momentos de agresividad de los que le acusa su expareja, entre ellos palizas y constantes violaciones.

A preguntas de la acusación particular acerca de cómo se explica los frecuentes moratones que presentaba su mujer en brazos y piernas, éste ha replicado que no quería contestar a las preguntas de la abogada de la víctima. Entre las preguntas leídas por la letrada de la víctima, figuraba si era cierto que chascaba los dedos para indicar a su mujer que debía acostarse con él.

Sólo ha reconocido que el día de su cumpleaños se arrancó la pulsera telemática que le impuso un juez para cumplir la orden de alejamiento que se le impuso. "En un momento de enajenación mental, me arranque la pulsera. Me la arranque y cogí un tren a Italia, donde esta mi familia. Me sentía muy mal. Era el día de mi cumpleaños y estaba sólo. Decidí irme. Cuando venía a entregarme y me detuvo la policía francesa", ha indicado

ACUSACIÓN DEL FISCAL

En el escrito de acusación, al que tuvo acceso Europa Press, el fiscal relata que el acusado mantuvo una relación sentimental con la víctima desde 2001 hasta julio de 2010, teniendo dos hijas en común de 5 y 7 años. Según el fiscal, ha sido habitual que el acusado haya tenido comportamientos violentos hacia su pareja, a quien profería insultos y maltrataba físicamente con empujones, bofetadas y puñetazos.

Además, relata que en ocasiones llegaba a acudir a su trabajo para tenerla controlada y la exigía el dinero que ella ganaba, impidiendo así a su pareja y a sus hijas cubrir sus necesidades básicas. De ese modo, utilizaba ese dinero, que debía ir a sufragar los gastos del comedor de las niñas, para su uso personal. En uno de los episodios violentos, que tuvo lugar el 7 de julio de 2010, el hombre amenazó a su pareja con matarla y que cuando volviera las niñas no iban a estar.

A consecuencia de este ambiente, la mujer presentaba lesiones psicológicas y una sintomatología depresiva, que le provocó un trastorno de estrés postraumático. Por estos hecho, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer le prohibió acercarse a menos de 1.000 metros de la víctima, acordándose que el control de este alejamiento se realizara mediante la instalación de una pulsera electrónica. Además, se le prohibió salir de España.

Pese a ello, el hombre se desprendió de la pulsera el 17 de agosto de 2010 y huyó del país. Las órdenes de busca internacional permitieron que las autoridades francesas le pusieran a disposición de los tribunales españoles