Un antiguo supermercado de Estados Unidos ha sido reconvertido en centro de detención para menores inmigrantes y ya viven recluidos 1.500 niños y adolescentes. El gobierno de Donald Trump encierra en este centro a los niños que han cruzado ilegalmente la frontera con México junto a sus padres, aunque las familias son separadas en el mismo momento de la detención. Esta medida de castigo busca frenar la inmigración ilegal y ya ha sido condenada por la ONU.