Los Mossos desmantelan una peligrosa banda de atracadores muy violentos
Acaban de encañonar al trabajador y le obligan a desactivar la alarma pegándole con la culata del arma. A punta de pistola le llevan hasta el despacho donde guarda la caja fuerte; cuando la abre le arrodillan violentamente. Una vez conseguido todo el dinero de la caja fuerte lo encierran mientras huyen por el mismo butrón por el que han entrado. El día anterior habían estudiado el objetivo y habían preparado el agujero para entrar. Repartidas las funciones sólo quedaba actuar con rapidez y agilidad, para asegurarse el éxito empleaban la violencia; las víctimas obedecían con diligencia.
Así cometieron cinco robos con el mismo ensañamiento. Miren como entran golpeando a uno de los trabajadores de este local de comida rápida sin dar tiempo a reaccionar al que vigila las cámaras. Con el cañón del arma en su espalda, uno a uno, les meten en un cuarto donde los dejan encerrados después de maniatarles con bridas.
Su buena racha terminó el día de la verbena de San Juan, cuando entraron un supermercado en el que los trabajadores corrían despavoridos. Acababan de cerrar y la recaudación podía llegar a los 18.000 euros, por eso lo habían elegido. Los Mossos les tenían vigilados y consiguieron detenerlos después de una persecución en la que los agentes se tuvieron que emplear a fondo.
Les acusan de cinco delitos de robo con violencia e intimidación y tres de detención ilegal. Son dos rumanos y un español que llevaban cuatro meses actuando en Cataluña, principalmente en la provincia de Barcelona. Habían conseguido un botín de 30.000 euros, dinero que en su mayoría enviaban a su país.