La cara de la extrema pobreza

Jessica y Eduardo tienen dos hijos. En septiembre de 2013 él perdió su trabajo como jefe de cocina. No recibió indemnización ni paro. Y ahí empezó su pesadilla. Sin dinero para pagar un alquiler, han sufrido dos desahucios en ocho meses. La situación llegó a tal extremo que durante 15 días vivieron en un parque: dormían en un banco y bebían agua de una fuente. No tenían nada que comer. Los ingresos de la familia se limitan a los 438 euros que Jessica cobra por su trabajo como limpiadora y a un lote de comida que recibe cada 15 días del Banco de Alimentos. Jessica es una de tantas mujeres que luchan cada día para sacar a su familia adelante. Una mujer valiente cuyo mayor deseo es un techo donde vivir con sus hijos.