Un osezno lucha por no morir despeñado ante la mirada angustiada de su madre

Son casi tres minutos de lucha por sobrevivir pero a nosotros nos parece un juego. Las imágenes de la vida animal en plena naturaleza tienen esa contradicción. Algo que se refuerza más aún si los personajes nos trasladan a nuestra infancia. La madre osa, damos por hecho que es una hembra, trata de escalar una ladera completamente nevada. Va acompañada por una cría que sigue sus pasos por la nieva virgen. Cuando está cerca de alcanzar la cara llana del risco, la nieve cede bajo sus pies llevándoles hacia un cortado que les supondría una muerte segura. La experiencia de la osa le permite ponerse a salvo escalando la nieve pero su cría no tiene la misma suerte e intento tras intento cae cada vez más cerca del precipicio. Cuando parece que lo va a lograr es cuando más cerca está de la muerte. Pero la perseverancia y el instinto de supervivencia son más fuerte que el miedo y al final, el osezno logra escalar la ladera y llegar hasta su madre. El recibimiento es una prueba de que el miedo y la alegría son también sentimientos animales y, con ambos en el cuerpo, madre e hijo siguen su camino hacia un nuevo reto de la naturaleza