Sin saberlo, la policía estuvo muy cerca de cazar al pederasta meses antes
Malena Guerra
20/10/201621:56 h.Treinta minutos antes del primer rapto en Ciudad Lineal, en abril de 2013, el pederasta intentó llevarse a otra niña. La forma en que lo intentó y la descripción les hizo pensar que repetía algunas cosas, lo que los investigadores policiales llaman "firma de autor". Por eso rebuscaron en pederastas con antecedentes y en los archivos policiales para ver otros raptos o intentos de raptos parecidos. Así dieron con el de otra niña, meses antes, que se había enquistado con un sospechoso que no era Antonio Ortiz.
Buscaban un reincidente que había utilizado la vivienda dibujada por la niña española. Incluyeron el edificio en su lista de sospechosos, pero Ortiz volvió actuar y se llevó a la niña china. El jefe de la investigación se ha lamentado en el juicio porque esa misma noche él personalmente se dio una vuelta por el edificio sospechoso, donde horas antes había estado el pederasta. Sólo encontraron al portero dormido. Y Ortiz se les escurrió.
Estaban cerca de él pero no lo sabían. El teléfono de Ortiz también estaba en la lista de coincidencias. Una lista enorme de gente que se había conectado a las antenas de los lugares donde se habían producido los raptos. Hasta que cogió a su última víctima recién salido del gimnasio. Sudoroso, cayendo las gotas, con la ropa de deporte, la mochila, la toalla pequeña donde apoyó a su víctima. La descripción de la niña dominicana, y la de una testigo, una madre con un carrito, que le vio con la niña, fueron decisivas.
Montaron un dispositivo de más 30 policías de guardia en los gimnasios de la zona...y lo identificaron. Cuatro agentes, dos por un lado en la parada del autobús y otros dos saliendo del gimnasio donde el encargado identificó el retrato robot que todas las unidades llevaban. La misma mochila, la misma toalla. Estaba cazado.
Aun así pidieron pincharle los teléfonos a él y a otros dos sospechosos. Pero mientras el pederasta huía a Santander precipitadamente, los policías cuadraron todo. Los teléfonos con los recorridos, la vivienda de la madre de Ortiz que ya tenían fichada, los dos vehículos que había utilizado y que había puesto a la venta. En el segundo encontraron su ADN y el círculo se cerró sobre Antonio Ortiz.
Lo habían tenido tan cerca... Pero lo más increíble es que al ver los antecedentes supieron que había actuado en 1998 de la misma manera. Su firma de autor se repetía 14 años antes. Había sido juzgado y condenado por abusos sexuales pero, por error, no fue incluido en la base de pederastas. Si Ortiz hubiera estado bien fichado, lo habrían cazado mucho antes.