¿Están perdiendo credibilidad las predicciones científicas sobre el cambio climático?

Las predicciones de que los glaciares del Himalaya desaparecerían hacia 2035 entraron en crisis ya antes de la cumbre de Copenhague. Esta polémica se ha unido a la desatada por lo que se conoció como el 'climagate', a raíz del robo de correos científicos en la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, justo antes de que comenzara la cumbre danesa. El resultado de todos estos acontecimientos ha sido una cascada de críticas y un sentimiento de desconfianza hacia la comunidad científica especializada en la materia, a la que se retrata como una especie de burocracia anclada en un alarmismo que le sería rentable en términos económicos.

"Caerse y volverse a levantar" debería verse como una virtud

Conviene, no obstante, separarse durante unos segundos de los titulares de prensa y dejar un espacio para que la ciencia argumente su posición, tan discutida últimamente. Una conversación con el Doctor Blas Lorenzo Valero, especialista en Paleoclimatología y miembro del Instituto Pirenaico de Ecología, dependiente del CSIC, permite sacar, al menos, ciertas conclusiones sólidas a favor del trabajo que viene realizando la comunidad científica en este campo. Un conjunto de ideas que quizá no valgan como titulares impactantes, pero que dejan claro lo que parece una constante en su trabajo: el error -como el de los Glaciares, y los que vendrán- no supone un retroceso ni una debilidad en la investigación sino todo lo contrario: la ciencia los contempla como avances y reajustes necesarios a la hora de obtener un conocimiento más aproximado de la realidad y de las tendencias futuras.

Blas Valero interpreta las críticas provenientes de los medios de comunicación como la señal de que ciertos ámbitos "tienen una percepción errónea de la ciencia y de la actividad científica en su conjunto": "Nadie tiene más interés en conocer los fallos de los científicos como nosotros mismos. Es más, estos errores forman en sí una parte inseparable del propio proceso y del espíritu científico". Un proceso de creación de "modelos" de predicción que se "afina" y enriquece con estas nuevas informaciones y datos, aunque estén basados en errores cometidos por sus propios profesionales.

¿Ciencia o religión?

Este Paleoclimatólogo -buen conocedor de la historia del clima terráqueo- nos pone en la pista de posibles errores: "No podemos aspirar a hacer predicciones persiguiendo la certeza absoluta, eso es exigirle a la ciencia el rango de la religión". "A lo que nosotros podemos aspirar es a detectar unas determinadas tendencias a partir de los datos que vamos conociendo; eso no quiere decir que vayamos a acertar en todas las predicciones locales que hagamos, no es eso lo que perseguimos".

Una conspiración de alcance mundial

¿Conspiraciones? Las justas: aunque reconoce que "en el tema del cambio climático hay muchos intereses", Valero afirma con ironía que "habría que explorar cómo puede haber un complot de dimensión internacional para que la gran mayoría de los científicos del mundo estén de acuerdo en el tema del cambio climático".

¿El momento de la verdad?

¿Por qué ahora esta avalancha de críticas al "oficialismo" científico? "Esto probablemente esté sucediendo porque hemos llegado a un momento clave en el que hay que tomar una decisión: o bien acometemos importantes reformas desde el punto de vista social y económico, o bien nos limitamos a no hacer nada. Este parece ser el momento en que determinados grupos de presión se han propuesto deslegitimar la parte de la ciencia que se viene haciendo".

Un discurso, el de "aquí no pasa nada", fácil de vender entre los aprehensivos ciudadanos, que preferiríamos no estar al borde de un colapso climático: "Si seguimos así, lo que puede pasar es que lleguemos a una situación en la que nuestra capacidad de maniobra sea muy pequeña y todo cambio resulte mucho más costoso. De esto puede surgir la idea de que lo más fácil sea pensar que no está ocurriendo nada y que lo que está pasando ha sucedido en otras ocasiones de la historia del planeta".

Este hecho queda desmentido por Valero desmiente: si bien es cierto que en la Edad Media se alcanzó una temperatura similar a la actual -el denominado como "Cálido medieval", lo cierto es que hay un factor diferencial con aquella época: "La velocidad de aumento de las temperaturas se ha incrementado notablemente en la actualidad y, además, este aumento viene ahora poderosamente influido por la actividad del hombre, cosa que no ocurrió en el pasado".

Otro frecuente error: "Este año ha llovido mucho"

Un rápido aumento en las temperaturas que, por ejemplo, no hemos vivido este invierno, con además múltiples lluvias, y que podría ponernos en una nueva duda sobre las predicciones pesimistas de los científicos: "Las consecuencias del calentamiento sobre el litoral mediterráneo serán las sequías y la ausencia de recursos hídricos; que este invierno haya llovido no invalida esta predicción, puesto que estamos hablando de tendencias; puede que llueva durante dos inviernos, pero después nos encontraremos probablemente con más años de sequía, de lo que se deduce que la tendencia está siendo la de la reducción de recursos hídricos, con los problemas que traerá para la población española".

Corren tiempos de crisis: los especialistas económicos no supieron predecir el estallido financiero y la mayoría de ellos continúan impartiendo doctrina. ¿Se les está exigiendo quizá demasiado a los "guardianes" del cambio climático? Al Gore lo llamó "Una verdad incómoda". Estos científicos manifiestan dormir bastante bien: "ahí están nuestros datos para que otros los comprueben". Un proceso, el científico, que continuará operando, con errores, críticas y todas las comprobaciones que sean necesarias.