Temor a que los barras bravas lleguen a Madrid, hinchas radicales que funcionan como mafias

El temor de las fuerzas de seguridad españolas es que entre los aficionados que viajen desde Argentina se infiltren radicales de River Plate y de Boca Juniors, que han dado sobradas muestras de su violencia.

Dicen los que saben que una final River-Boca es el mayor evento que cualquier aficionado al fútbol debería disfrutar antes de morir, pero además, de la alfombra de camisetas azules y amarillas (del Boca) o blancas y rojas (del River) en la Bombonera o en la Monumental, del atronador bramido de los aficionados; de la presión que iluminan las bengalas y de una rivalidad que dura más de un siglo; la violencia se agazapa en la grada. La de los barras bravas que convierten cada superclásico en un súper reto. En 2015, el derbi se suspendió porque los aficionados del Boca lanzaron gas pimienta a los jugadores del River cuando salían del vestuario tras el descanso.

Porque la misión de estos hinchas radicales, que funcionan como auténticas mafias, es amedrentar al rival, más allá de banderas y cánticos.

Así que la final River-Boca es el superclásico más codiciado del mundo pero el más temido, también, por la ferocidad de esta "especie" de aficionados.