El inicio de la terapia renal sustitutiva con diálisis peritoneal podría aumentar la supervivencia varios años

En concreto, un análisis realizado por la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), profesionales del Sistema Sanitario Andaluz y la Coordinación Andaluza de Trasplantes, ha demostrado que el orden en el que se emplean los diferentes tipos de tratamiento renal sustitutivo (TRS) --hemodiálisis, diálisis peritoneal y trasplante-- influye significativamente en la supervivencia del paciente y la eficiencia del sistema sanitario.

En concreto, ha señalado que los pacientes que iniciaron su tratamiento con diálisis peritoneal y pasaron a hemodiálisis tuvieron un riesgo de mortalidad menor en el primer año que aquellos que permanecieron en hemodiálisis desde el primer momento. La mediana de supervivencia para los pacientes que iniciaron el tratamiento en DP y transitaron posteriormente a HD fue de 6,06 años.

Asimismo, el análisis ha puesto de manifiesto que si en este periodo se hubiera aumentado de un 10 por ciento a un 30 por ciento el número de pacientes que inician tratamiento con diálisis peritoneal, en lugar de hemodiálisis, se hubiera generado un ahorro de entre 11 y 23 millones de euros al sistema sanitario.

Igualmente, ha indicado que un incremento del 25 por ciento en el inicio óptimo del paciente en ambas modalidades de tratamiento (HD y DP) habría generado un ahorro de más 12 millones de euros en el periodo analizado. En el análisis se registraron los datos de un total de 8.118 pacientes en el periodo 2006-2014.

Por otra parte, otro estudio realizado por el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza y basado en experiencia propia de la puesta en marcha de su programa de diálisis peritoneal, ha confirmado la eficiencia del tratamiento de la enfermedad renal crónica con esta técnica respecto a la hemodiálisis, con un ahorro de costes de 2,3 millones de euros desde el año 2009 al 2016.

Dicho estudio proyecta otro ahorro de 2,6 millones de euros para el periodo 2016-2020, en base a un incremento de la incidencia y prevalencia en TRS del 3,2 por ciento anual y un aumento progresivo de la DP como tratamiento elegido del 33 por ciento al 45 por ciento en 2020. No obstante, el estudio alerta de la necesidad de invertir en nuevos recursos humanos y actividad asistencial en DP (más facultativos y personal de enfermería) para aumentar los servicios de tratamiento con esta técnica y seguir mejorando la eficiencia y ahorro de costes.