Faye Burnett murió el pasado 14 de febrero por meningitis en Londres, a pesar de que hay vacuna contra la meningitis. Sus padres denunciaron que Faye no pudo ser vacunada porque el gobierno británico solo vacunaba gratis a los niños nacidos a partir del pasado verano. Las demás familias, como la de Faye, que tenía dos años, tenían que costeársela por sus medios y costaba más de 600 euros.