La familia del “Monstruo de Amstetten” intenta recuperar la normalidad

ALICIA GONZÁLEZ TEJEIRO 30/04/2008 17:47

El padre de la víctima hizo creer a todos que su hija estaba metida en una secta y que por ese motivo se había ido de casa. Para dar credibilidad a la historia obligaba a la joven a escribir cartas de su puño y letra que más tarde él mismo enviaba por correo desde distintos puntos del país. Gracias a los restos de saliva que se encontraban en los diferentes sobres no hay duda de que fue Josef es el responsable de hacer llegar las postales a su domicilio desde los distintos lugares a los que se desplazaba, y donde supuestamente se encontraba su hija.

Además, su vida estaba perfectamente planificada, y no permitía que ni su mujer ni el resto de su familia saliesen de casa sin él. Para dar de comer a su prisionera se desplazaba hasta los supermercados de localidades cercanas y compraba únicamente latas de conserva. Josef disfrutaba plenamente de su doble vida y durante estos 24 años lo tenía todo perfectamente calculado y se permitía viajes exóticos a Tailandia, donde se piensa que practicaba turismo sexual.