Sexo a los 30: ¿Por qué no es como en las pelis?

ÁLVARO GONZÁLEZ 28/12/2007 18:44

Los humanos, tras andar de flor en flor en la adolescencia, de pronto nos encontramos con esa persona especial. Es un subidón. Todo de color de rosa. "Mi vida será maravillosa", gritamos. "Lo quiero todo y lo quiero ahora". Pero un día, tarde o temprano, tres detalles estratégicos -como tirar mal de la cadena, el nacimiento de la 'curva de la felicidad' y una mirada furtiva a otra persona por la calle- hacen que surja la duda: ¿era esto lo que yo quería?

Si tienes entre 30 y 40 años, confiesa en nuestra encuesta cuál de estos problemas es tu verdadera pesadilla.

¿Por qué no es tan romántico?

Todos los días no es fiesta. Todos los días no se puede decir "te quiero, cucuruchito". Ni todos los días queremos oírlo. Sin embargo, sí queremos experimentar la sensación que nos supuso escucharlo el primer día una y otra vez. Somos insaciables. Pero con la misma pareja se cae en la rutina. Y una distinta cada día no es menos rutina. En la relación de Sonia y Miguel, además, hay que sumar un detalle de importancia capital: él ronca. Conclusión: no se puede ser romántico sin interrupción.

¿Por qué no está tan buena?

La masturbación afecta al cerebro. Antes de dar con su media naranja, un hombre se pasa un par de décadas ejercitando los bíceps con imágenes y vídeos de las mujeres más esculturales del planeta. Con la pareja, pasada la ilusión inicial y vencida la incredulidad de estar montándoselo con otro ser humano, el sujeto compara: mi chica no está como Pamela Anderson. Además, se despierta legañosa, pasa demasiado tiempo en el cuarto de baño y se corta las uñas de los pies impunemente a plena luz del día. Miguel, desengañado, se lo escupe a Sonia: "¿A quién le vas a gustar tú?"

¿Todos los días lentejas?

Lo peor es el primer día que te das cuenta, porque te llevas un disgusto. Luego sólo te cabreas. Es la rutina sexual. Gozar por obligación podría ser una refinada tortura china. A los 30 la pareja se niega a aceptarlo. Y si encima son modernos como Sonia y Miguel, huye hacia delante. Nuestros protagonistas, primero, discuten si es preciso montarse un trío. Pero ante la imposibilidad de escoger a alguien que sea hombre y mujer al mismo tiempo, se decantan por el intercambio de parejas. Hay que echarle valor, dice Sonia, "¡nuestra relación está herida de muerte!". No en vano, Miguel se le ha dormido encima durante el último polvo. ¿Puede la vida sexual ser tan cuesta arriba en una joven pareja? Nuestra encuesta lo dirá.

¿Fantasías? Sí, gracias

No se sabe a ciencia cierta si al cabo de los años se puede recuperar la intensidad y la excitación del primer encuentro sexual haciéndolo delante de 22 jugadores de fútbol, un árbitro y 70.000 espectadores en una esquina del Santiago Bernabeu. Pero hay quien lo intenta. Se llama hacerlo en sitios raros, un capricho revitalizante. En 'Escenas de Matrimonio' Miguel se niega a pasar por el aro, pero no le queda otra que concederle a Sonia una escenificación teatral de lo que popularmente se conoce como: romper a follar con el fontanero.

¡Y encima se cansa!

La realidad lo que tiene es que termina cayendo por su propio peso como adoquines de granito por la ventana de un séptimo piso. Se puede experimentar, hacerlo en lugares exóticos, adoptar posturas que supongan luxaciones inverosímiles... Se pueden hacer mil cosas, pero como no haya amor verdadero (y a veces ni aun así), el tedio lo pudre todo. Sonia tiene que ver cómo su chico, además de dar coces mientras duerme, al despertar, no quiere hacer el amor y encima pone de excusa que está el perro delante. Es momento de replicar: "¡Si no te apetece hacerlo al menos no te inventes gilipolleces!"