La cadena de crímenes del 'asesino de la baraja'

SANDRA SALINAS 14/08/2008 10:15

El año 2003 comenzó una extraña oleada de crímenes que, poco a poco, inquietaron a la sociedad. Una inquietud que se transformó en conmoción cuando los crímenes comenzaron a sucederse de forma imprevisible. Unos crímenes cuya única relación era un naipe que aparecía junto al cuerpo del asesinado. Comenzaba así una larga cadena que desconcertó a los cuerpos de seguridad.

24 de enero, el primer asesinato

Juan Francisco Ledesma se convirtió en la primera víctima del asesino del naipe. Un disparó acababa con su vida ante los ojos de su hijo pequeño. Su viuda, pedía responsabilidades "si Dios quiere, si hay justicia, que se pudra en la cárcel", aseguraba Elena del Carmen Cárdenas.

Pero encontrar las pistas que nos lleven a un asesino en serie que mata sin ningún tipo de relación entre sus crímenes no es fácil. Sin embargo, esa misma tarde en Alcalá de Henares, el asesino atacaba de nuevo en una taberna matando a sangre fría a un camarero y a una clienta. Sólo la dueña del establecimiento conseguía salvar la vida tras recibir tres disparos.

En un primer momento, la prensa no relacionó estos crímenes, daban cuenta de ellos por separado ya que entre las agresiones no existía una relación obvia. Pero un elemento encontrado en la escena de la muerte de Alameda de Osuna acabó llamando la atención de los medios de comunicación. Se trata de un naipe, un as de copas fue encontrado sobre los pies de la víctima sin sangre.

La prensa bautiza al 'asesino de la baraja'

El periodista Manuel marlasca narra cómo comenzaba la leyenda de este asesino en serie con el hallazgo de esta marca, "provoca que se empiece a hablar del asesino de la baraja, del naipe. Madrid empieza a vivirlo como la irrupción de un asesino en serie".

7 de marzo, Tres Cantos 03:00 a.m., reaparece el asesino de la bar

Eduardo y Ana, tras pasar una noche de fiesta, se encuentran en un portal despidiéndose. El asesino circula en coche por la calle perpendicular y, cuando los ve, los identifica como sus próximas víctimas. Aparcó el vehículo en la siguiente manzana y se acercó a los jóvenes quienes creían que les iba a pedir un cigarrillo. Sin embargo, él saca la pistola y dispara a Eduardo a bocajarro.

Ante lo sucedido, Ana se agacha y se tapa la cabeza intentando protegerse, el asesino le apunta por la espalda y no duda en disparar pero el arma se encasquilla con una redecilla de ajos que había cosido a una arandela de plástico para recoger los casquillos. El asesino se da cuenta de que tardará demasiado en reparar el mecanismo y decide abandonar la escena no sin antes lanzar un nuevo naipe, esta vez, el dos de copas.

Tras 10 operaciones, Eduardo logró salvar la vida pero el disparo le destrozó la mandíbula. Sin embargo, lo peor fueron las secuelas psicológicas "agacho la cabez y siento un retumbar, una explosión. Mi cerebro de me decía "me dispararon, me dispararon. ¿Qué hago, qué hago? ¡Lánzate! ¡lánzate! Me tiro al piso y oigo a la chica decir: "estás loco ¿por qué le has disparado?".

18 de marzo, Arganda del Rey

Tan sólo 11 días después, un matrimonio de origen rumano perdía la vida a tiros en el municipio madrileño de Aranda del Rey. El 3 y el 4 de copas aparecían junto a los cuerpos lo que identificaba claramente que el 'asesino de la baraja' había vuelto a actuar. El crimen se produjo totalmente por sorpresa, según la Jefa de Homicidios de la policía nacional "el hombre tenía la mano en el bolsillo, no le dio tiempo a sacarla".

Las pruebas de balística

Los casquillos encontrados en las distintas escenas conluyeron que todos los crímenes se habían realizado con una 'tokarev', un arma muy popular en la guerra civil rusay en la guerra mundial pero que fueron sustituidas por las armas automáticas. Un arma poco utilizada en la actualidad que abrió la principal línea de investigación: buscaban a un militar.

Conmoción social

La sucesión de asesinatos y el protagonismo que se le otorgó en los medios de comunicación provocó una gran alarma social en la que no faltaron imitadores del asesino, falsas pistas, testimonios confusos... que interponían obstáculos a la investigación policial.

3 de julio, Puertollano (Ciudad Real)

Alfredo Galán se presenta en una comisaría de la localidad ciudarealeña y se identifica como 'el asesino de la baraja'. En un primer momento, la policía no cree la versión del joven pero él insiste y aporta detalle muy precisos, aquellos que la policía no había desvelado y que tan sólo el asesino podía saber. La clave, todas las cartas, salvo la primera, estaban marcadas con un punto realizado con un rotulador azul al dorso del naipe.

Se trataba de un joven ex militar que, tras un examen psicológico fue considerado un psicópata, "para matar no hace falta ser malo, puede uno ser bueno". Pero ¿qué lleva a un joven a actuar de este modo? ¿Cuál es el perfil de un asesino en serie?