La tierra del hielo

SANDRA SALINAS 31/03/2008 12:33

Un país con 300.000 habitantes que se agrupan en los escasos núcleos urbanos. Un 11,5% de su superficie está cubierta por hielo, sin embargo, encontramos una gran diversidad de paisajes que puede cambiar en tan sólo unos metros.

Desde el sur, nos desplazamos hacia el norte en busca del glaciar más grande de Europa. En el camino por la carretera número uno, una ruta que rodea toda la isla, nos encontramos con diversos volcanes que dominan el paisaje, un mar de lava cuya vista nos provoca la sensación de encontrarnos en otro planeta.

En una ruta donde nos encontramos algunas manadas de caballos que pastan o viajan, podemos visitar una veintena de volcanes que, actualmente, se encuentran activos. En 1996, uno de los volcanes erupcionó produciendo un gran desastre por su impresionante fuerza.

En nuestro camino nos encontramos con una gran biodiversidad de flora, fiordos, pequeñas y grandes cascadas que convierten el paisaje en un entorno único.

Tras acampar en un pueblo cercano, llegamos por fin a uno de nuestros principales destinos. Se trata del glaciar más grande de toda Europa cuya superficie es igual a la suma de todos los glaciares que podemos encontrar en el continente.

8.400 kilómetros cuadrados es la superficie del glaciar Vatnajökull. Un gigante que puede alcanzar los 400 metros de espesor y, es tan grande, que ocupa el 8% del país. Además, aquí se conjugan hielo y lava ya que el glaciar cubre varios volcanes activos y genera ríos de agua cuando el hielo se funde.

Pero lo más impresionante es su vista, allí presenciamos la quietud de un paisaje abrumador, un clima de soledad que sólo se ve interrumpido por el sonido del hielo resquebrajándose.

Aguas gélidas dominan la superficie de Islandia, si una persona cayera al agua de uno de estos glaciares tan sólo podría vivir entre 3 y 5 minutos, un agua que se congelara hace 1.500 años.

Un frío intenso domina toda la ruta hasta que llegamos a la famosa laguna azul. Un lago de aguas cálidas que, dicen, tiene sorprendentes efectos sobre el cuerpo y la mente. ¡Qué mejor lugar que éste para despedirnos de Islandia!