El día de las pedidas de mano de las Infantas fueron muy diferentes. Mientras que Jaime de Marichalar era la viva imagen de la ingenuidad y estaba nervioso, Iñaki Urdangarín estaba tranquilo, distentido y controlaba la situación. Además, la actitud de los reyes era bien diferente con sus dos yernos, mostrándose mucho más cómplices con Urdangarín.