Desde el principio, quiso bailar. Ensayó, se esforzó, aprendió giros, imposibles portés, sus piernas se movían cada vez más rápidas, la coordinación dejó de ser un problema... Evolucionaba día a día, pero no al ritmo que el jurado le pedía. Llegó un momento en que la modelo se vio frustrada ya que no creía que el jurado valorase su gran esfuerzo: decía desde el backstage. Helen Lindes "Se han portado mal conmigo",
Y sus quejas surtieron efecto. Helen Lindes volvió a esforzarse, dio todo de sí y bailó mejor que nunca. Consiguió el sobresaliente del jurado y Con ello consiguió su objetivo: Colaborar en su proyecto benéfico. la audiencia le eligió como ganadora.
Tras el triunfo, con la moral por las nubes, la modelo siguió bailando, algo más confiada pero también preocupada por mantener el listón alto y lo consiguió. Helen llegaba a la duodécima gala de '¡MQB!' con la intención de seguir bailando, estaba eufórica y deseando conseguir su puesto en la final pero el rock and roll que le tocaba le daba miedo¿El motivo? Las seis piruetas con las que modelo tendría que sobrevolar el plató. Pero la dificultad no le asusta, cree que es un símbolo de la confianza que el jurado ha depositado en ella.
La modelo bailó, hizo sus acrobacias y no se tuvo ni un momento de duda. Pilar Rubio se mostraba tan impresionada como la propia Helen: "Pensaba quei ba a ser incapaz y me han salido, me siento muy bien, satisfecha". También el jurado al completo alababa su trabajo, Joana Subirana destacaba la coordinación de sus piruetas y Boris Izaguirre le animaba a arrebatar al público quebrando sus propias barreras.
Pero el apoyo del jurado no bastó. El público, con sus votos, situaba a Helen en zona de peligro y la modelo tuvo que enfrentarse a su segundo baile, un tema disco. Pero el jurado no le salvó y el público decidió que fuera ella la tercera expulsada del concurso.
Helen Lindes resume su paso por el concurso como una de sus mejores experiencias. Se siente satisfecha por haber evolucionado gala a gala, contenta por haberse superado, "lo repetiría una y mil veces", decía. Además, se va contenta porque con su expulsión gana 10.000 euros para su proyecto benéfico: la ONG Infancia solidaria, un proyecto que dedica atención médica a niños del tercer mundo que necesitan intervenciones.