La estética del Mazda CX-5 es sencilla pero muy efectiva. Lo primero que llama la atención en el interior es el cuadro. Tiene tres relojes, cuenta revoluciones, velocímetro y reserva de carburante. La pantalla central tiene dimensiones aceptables y es fácil de manejar. La capacidad para cinco pasajeros es cómoda, y los acabados son de calidad. El CX-5 ha sufrido tantos cambios que no se considera una evolución.