Son las 7 de la mañana y los nueve trailers que transportan la Selva Encantada llegan al recinto ferial.
"Es la única montaña rusa de vía y agua itinerante que hay en el mundo" nos cuenta José, el responsable de la atracción. Los nueve operarios que se encargan de construirla lo hacen a un ritmo de vértigo.
Antes de colocar cada pieza las revisan hasta el punto de estudiarlas. A continuación las encajan y las atornillan a conciencia.
"La seguridad empieza por el montaje" continúa José, "las atracciones de feria son las más seguras que hay. Ten en cuenta que nosotros cada 10 días montamos y desmontamos y si alguna pieza está fisurada lo vemos y la reparamos".
"En la feria hay más seguridad que en los parques de atracciones por este motivo. Allí las atracciones están fijas y no se pueden repasar tan al detalle".
Junto a la montaña rusa comienzan a asentarse más atracciones. Juanma es propietario de un Mega Canguro y pone a punto su máquina.
"Nosotros somos los primeros interesados en que esto funcione bien. Es nuestro medio de vida y un problema te puede llevar a la ruina. Todos los días repasamos la atracción y en cada ciudad un ingeniero viene y certifica que la máquina va perfecta. Esto está más que controlado".
Un equipo de reporteros ha asistido al montaje y a la puesta a punto de varias atracciones en los días previos al comienzo de las fiestas de una gran ciudad.
Van a ver la velocidad y la precisión con la que se construye una colosal montaña rusa y cual es el proceso que sigue una atracción desde que llega a la ciudad hasta que la taquilla abre su ventana y se monta el primer viajero.