Gabe Polsky toma el Hockey como metáfora de la Guerra Fría en el documental 'Red Army'

EUROPA PRESS 12/02/2015 20:02

La cinta, que se estrena este viernes en los cines españoles, nació de la curiosidad de Polsky, hijo de ciudadanos de la antigua URSS y amante del hockey, por descubrir qué había detrás de aquel equipo que consiguió derribar en varias ocasiones a los jugadores estadounidenses y canadienses, hasta convertirse en el mayor orgullo de su país, según ha explicado durante una entrevista concedida a Europa Press.

El filme producido por Werner Herzog y protagonizado por los ex jugadores Slava Fetisov, Vladislav Tretiak, Scotty Bowman y Vladimir Pozner, narra los destinos cruzados de la Unión Soviética y del equipo de hockey sobre hielo conocido como "el ejército rojo", uno de los protagonistas de la historia social, cultural y política de la URSS.

"Me impactó mucho su juego, era una experiencia religiosa, algo muy profundo. Más allá del deporte, era una expresión creativa y una forma artística", ha dicho el director, quien confiesa que en cierta manera se sintió "traicionado" por su propio país, Estados Unidos, porque, por algún motivo, su hockey era todo lo contrario a aquello que descubrió en unas cintas de VHS.

"Mientras lo suyo era un estilo libre, el nuestro no era libre, era casi limitante, así que comencé a sentir una enorme curiosidad sobre mi legado, la herencia de aquel país, cómo vivían, lo que sufrían en la Unión Soviética y lo q dio lugar al nacimiento de un equipo así", ha señalado.

"Cuando uno ve una obra realmente bella, no tiene que ser fan de hockey, puede entender o percibir la belleza, porque es un logro que esta ahí y salta a la vista. Creo que la manera en que ellos jugaban decía algo muy profundo sobre los rusos como un pueblo creativo, lo vemos en su literatura, en su arte, pero siempre ha sido algo doloroso. El único lugar donde podían expresar su creatividad fue sobre la pista de hielo", ha destacado.

"CREATIVIDAD Y PROGRESO HUMANO"

Cuenta Polsky que cuando empezó las investigaciones sobre aquel equipo descubrió que "aquella historia no tenía nada que ver con el hockey, sino con la creatividad y el progreso humano". "Tenía que ver con Rusia y el pueblo ruso; los éxitos y los fracasos de la URSS; con la amistad y la traición; con el patriotismo y con la naturaleza humana, al fin y al cabo", señala.

Por ello, para Polsky lo más importante era centrarse en una historia "profundamente humana". "Más allá de política e ideologías, necesitaba encontrar una historia dinámica, atractiva y con cierto humor desde el principio hasta el final", explica el director, quien afirma no haber tenido un guión en su cabeza en ningún momento.

Al contrario, los testimonios, las confesiones y los detalles de aquellos jugadores fueron marcando el camino de esta historia, en la que falta un testimonio quizás fundamental: el del entrenador. El resto no puso problemas para formar parte de un proyecto que en un primer momento iba a versar sobre hockey y que terminó siendo un fresco de uno de los episodios políticos más relevantes del pasado siglo. La sorpresa y la admiración son algunas de las reacciones que el cineasta causó en estos jugadores. "Uno de ellos me dijo que debía sentirme orgulloso de lo que había hecho", confiesa.