El Mundial cambia más que los Juegos Olímpicos la vida cotidiana de los aficionados

INFORMATIVOS TELECINCO/AGENCIAS 01/06/2010 11:39

Así lo señaló el sociólogo de la Universitat de Valencia, Ramón Llopis-Goig, quien puntualizó que en España en particular, así como en toda Europa occidental, un Mundial de fútbol, "rompe durante más de un mes la vida cotidiana de buena parte de la población" y destacó que se juega en junio, "el mes perfecto" para su disputa.

El especialista en sociología del deporte señaló que poco influye el lugar en el que se juega porque en la actualidad el Mundial es un producto de consumo más televisivo que presencial, aunque sí que indicó que cuando hay diferencias horarias entre el país en el que se juega y España, seguir el torneo es un poco más difícil.

La Copa del Mundo de la FIFA se va a jugar del 11 de junio al 11 de julio en Sudáfrica, país que en esta época del año tiene la misma hora que España.

"La celebración de un Mundial tiene un carácter vertebrador en una sociedad como la nuestra. Además, el interés que suscita tiene una gran aceptación social: todos asumimos que hay que verlo. Es algo que nos genera una atención preferente y se acepta incluso dejar de cumplir con alguna obligación para seguirlo", explicó.

En este sentido, reseñó que un factor que favorece en gran medida la presencia del Mundial en la vida de los españoles es que se disputa en el mes de junio.

"Junio es el mes perfecto para consumir el Mundial por la televisión. Ya hay un buen clima, lo que relaja muchos hábitos. Se ha bajado un poco el pistón en cuanto a la intensidad laboral, pero no hay todavía vacaciones, los colegios cierran a mitad del torneo y los universitarios tienen exámenes, pero no clase", indicó.

"La realidad es que la FIFA le ha ganado la mano al COI porque agosto es peor mes, ya que es una etapa más generalizada de vacaciones en muchos lugares de Europa Occidental, en la que se viaja más y se está menos pendiente de la televisión", explicó.

"Todo está relacionado con la realidad de que el consumo del deporte es uno de los vehículos que encauzan la relación entre las personas, un gran tema de conversación y un pilar básico sobre el que se vertebra el ocio", explicó.

Por ello, este sociólogo considera que la Copa del Mundo de fútbol, que se celebra cada cuatro años, "modifica las rutinas cotidianas y provoca cambios de horarios e incluso autorizaciones de ausencia en los puestos de trabajo", al tiempo que deja en un segundo plano otras actividades de ocio.

Llopis-Goig recordó que el fútbol genera comportamientos sociales que sólo se admiten en su contexto y puso como ejemplo la permisividad con la que se pueda aparcar cerca de un estadio en un día de partido, algo que apenas se acepta en otros casos.

Otra de las claves es que la oferta televisiva es muy completa. En el Mundial de 1966 que se jugo en Inglaterra, en España se vieron los tres partidos de la selección, el encuentro inaugural, uno de cuartos, uno de semifinal y la final.

"Ahora la oferta es total y, además, se ha producido el fenómeno del consumo relacional del fútbol, es decir, la concentración de los aficionados para verlo juntos, en casa, en bares o en grandes recintos, ya que son muy pocos los que lo consumen solos o en privado. Se trata de un producto colectivo con algunos componentes incluso rituales", concluyó.

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