Fue tras llegar al aeropuerto de Lax cuando la pareja -de la que se sabe que poco a poco va haciendo más oficial su relación sentimental- percibió a un grupo de paparazzi que trataban de seguirlos entre el tráfico urbano. Nerviosos, lo único que se les ocurrió fue meterse en una comisaría para tratar de conseguir un refugio seguro.
Tuvieron suerte y no se les tomó por los vampiros ficticios, sino por los actores que los encarnaron. La Policía se mostró presta a buscar un modo en que pudieran salir del edificio sin ser vistos por los profesionales del corazón y finalmente pudieron ponerse 'a salvo'. Ahora solo les queda disfrutar y tratar de tomárselo con calma: los flashes no matan, por el momento.