El nuevo monoplaza de Renault había levantado sospechas en Portimao y las acrecentó en las dos primeras jornadas de entrenamientos en Jerez. Después de la bandera roja de Piquet, se encendieron las alarmas y el fantasma de temporadas anteriores comenzó a sobrevolar la escudería francesa. Otra vez un coche lento y poco fiable.
Pero todo cambió radicalmente cuando el volante cayó en manos de Alonso. Después de una primera toma de contacto el jueves, llegaba la hora de demostrar que De la Rosa se equivoca cuando dice que Renault no estará entre los favoritos. Fernando fue el más rápido durante toda la jornada y las sensaciones dentro del coche son más que positivas.
"Vamos definitivamente en la buena dirección. Cada vez es más manejable y más fácil de pilotar", decía el asturiano nada más terminar la sesión. Lo corrobora el 'pique' que tuvo con el actual campeón, Lewis Hamilton, por llevarse el mejor tiempo. El inglés realizó una última vuelta 'sobre la bocina' sólo para acabar por delante del bicampeón. Ojalá esta tensión que existe entre ambos cuando saltan a la pista continúe, por dos cosas: La primera, porque será una señal de que Alonso vuelve a pelear por el título. La segunda, porque será muy buena para que la temporada sea un gran espectáculo.
Finalmente el mejor crono fue para Bourdais, pero Alonso ya dijo al llegar a Jerez que no venía a hacer tiempos, si no a hacerse con el coche. Ha podido comprobar que el KERS funciona sin problemas por el momento, que la fiabilidad del monoplaza es buena y que, con los ajustes que poco a poco va realizando, cada vez es más rápido.
Por tanto, hay razones para pensar que el R-29 puede volver a estar entre los grandes. Y Alonso lo sabe y lo reitera en cada una de sus declaraciones. Habrá que creerle, ¿no?.