La grúa en la que Sandy sobrevive día y noche está situada en medio de las obras de un parking en la plaza del ayuntamiento del municipio madrileño de Pozuelo de Alarcón. La obra parada y la protesta en marcha: "no me bajo hasta que no nos garanticen que nos van a pagar. Aguataré lo que sea". Sandy se ha grabado a si mismo durante tres días con una pequeña cámara de televisión. Burlando las medidas de seguridad del recinto donde se encuentra la grúa, (hay doce personas vigilando, entre policías y guardias privados) se le hizo llegar una mini cámara para que contara su experiencia de soledad, frío o desesperación: "Dentro de la tienda no hace frío. Casi es peor de día que de noche pero a pesar del frío la gente te da mucho calor". Se siente apoyado por compañeros y vecinos que le saludan desde el suelo, le gritan, le aplauden: "Lo mejor de Pozuelo son sus vecinos. Me dan muchos ánimos, me dicen que aguante". Pero lo peor para este joven es estar lejos de su mujer y de sus hijas: "se te va la cabeza y no dejo de pensar en ellas. He hablado por teléfono un par de veces con las pequeñas pero no lo llevan bien".
Sandy se quedó solo en lo alto de la grúa hace una semana, su compañero David, que se subió el primero a la grúa el día 1 de febrero tuvo que bajar porque su mujer iba a dar a luz: "yo me subí por solidaridad con él y porque es muy injusto lo que nos ha pasado. Varias familias sin nada porque culpa de unos sinvergüenzas".
Dice que aguantará en el tajo el tiempo que sea necesario: "Soy un currante total" y se guarece en la tienda montada en medio de la plaza y en lo alto de un pueblo.
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