Seguridad extrema

ESPERANZA CALVO 12/02/2010 17:18

Además de los lugares obligados por ley, hay otras muchas instituciones que custodian objetos valiosos en cajas fuertes de máxima seguridad. Es el caso del laboratorio de la Agencia Estatal Antidopaje, donde se analizan las muestras fisiológicas de deportistas de élite de todo el mundo.

Guardan bajo llave drogas como la cocaína, la heroína o el cannabis. "Necesitamos tener muestras de altísima pureza para poder realizar el contra-análisis y comprobar si el deportista ha consumido o no esa sustancia" asegura el director del Laboratorio Jesús Muñoz.

En un congelador gigante también están a buen recaudo más de 3000 muestras de orina que han dado positivo. La mayoría están inmersas en procesos judiciales.

Tan sólo un código de barras las identifica para que ningún trabajador del laboratorio se sienta presionado a la hora de analizarlas. También para evitar posibles robos, ya que alguna de estas muestras podría poner en riesgo contratos publicitarios millonarios.

Bajo llave también se guarda la cultura. La actual sede del Instituto Cervantes está ubicada en un edificio que perteneció al Banco del Río de la Plata.

Su cámara acorazada se construyó a principios del siglo XX. Custodió joyas, dinero y valores durante muchos años. Hoy la han transformado en La Caja de las Letras, un depósito de cultura.

El Instituto invita cada año a todos los Premios Cervantes, y a artistas, músicos y científicos a depositar en estas cajas lo que deseen.

La inauguró el escritor Francisco Ayala, en un acto en el que depositó una carta manuscrita y un legado personal cuyo contenido no se ha hecho público.

"Su caja permanecerá cerrada unos 50 años, después descubriremos qué es lo que nos ha legado.Otros han hecho público el contenido, como el actor Manuel Alexandre que entregó su TP de Oro a toda una vida" nos cuenta Carmen Caffarell, la directora del Instituto Cervantes. Pero el grado IV también está al alcance de los que puedan pagar unos 300 euros al año por tener una caja de seguridad en un banco.

Lo que se deposita es secreto, aunque debe ser legal. El director de una sucursal que cuenta con este servicio nos dice que "Nuestros clientes son principalmente juzgados, instituciones públicas y privadas y clientes de banca privada, no el típico cliente que te venga a abrir una cuenta sin saldo".

Quieren evitar sorpresas y que las cajas se llenen de objetos robados, drogas o dinero negro. Porque aunque el banco no sepa lo que contienen, la justicia puede abrirlas.

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