Con la implantación del snowboard y su popularización, las estaciones se han llenado de deportistas que buscan nuevas emociones. La evolución del esquí hacia el freeride y el freestyle ha ocasionado también que se multipliquen las lesiones y los riesgos.
Los nuevos esquiadores buscan sensaciones extremas y, a veces, muchas de ellas llevan a aparejadas imprudencias. Desde el año 2000 la policía andorrana patrulla las pistas para evitar infracciones y los pisters tienen plena autoridad para sancionar a quien no cumple las normas. Así lo dice la ley del esquí que aquí es sagrada.
El objetivo, conseguir la máxima seguridad en pistas y tratar de minimizar los accidentes que ocasionan determinadas imprudencias.
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