Amy Winehouse preparaba una suculenta cena para sus amigos en la isla caribeña de Santa Lucía, donde parece que la cantante ha encontrado su entorno ideal alejada de la ruidosa Londres y sus tentaciones, cuando la olla en la que calentaba agua para hacer pasta se volcó sobre sus piernas, provocándole una grave quemadura.
Pero lo que más preocupa ahora a sus familiares y allegados es que Amy sigue siendo la joven de fuerte carácter de siempre y ha decidido no hacer caso de lo que le han dicho los médicos.
Así, la cantante continúa con su vida normal en la isla caribeña de Santa Lucía, sin protegerse la herida del sol y dando largos paseos por la arena.
Un amigo aseguró a 'The Sun' que "sólo viendo las heridas de Amy te das cuenta de que deben ser muy dolorosas, creo que debería cubrirlas o protegerse bajo una sombrilla".
Pero aunque los testigos de su accidente casero aseguren que la cantante se retorcía del dolor cuando ésto sucedió, el portavoz de la artista insistió en que las heridas no son tan graves como la gente cree: "Ella no tiene mucho dolor, solamente está dejando que la herida respire", dijo.
Este suceso llega al tiempo que los periódicos británicos especulan con la posibilidad de que Winehouse esté pensando en adoptar un niño. Dicen los rotativos que tras saber que su ex marido, Blake Fielder-Civil, será padre con otra mujer.
El asunto ha influido en la idea de la cantante que no deja de pensar en cómo sería ser madre. Su familia ya está intentando que la idea se le quite de la cabeza.ZA