'Asnoterapia' con burros andaluces en peligro de extinción: "Es una maravilla"

Rafael Fuentes y su esposa, Aurora Moreno, son dos “enamorados de los asnos andaluces”, especie en peligro de extinción. Hay menos de 500 ejemplares registrados en Andalucía. Él es un celador a punto de jubilarse, ella veterinaria.

Juntos gestionan “desde hace casi 30 años” el espacio que llamaron Las Bellotas, una reserva del asno andaluz ubicada en la localidad de Monachil (Granada). “El nombre que le dimos hace referencia al Valle de los Pedroches, ya que mi mujer es de Córdoba”, nos cuenta Rafael.

Este matrimonio se esfuerza cada día para la preservación del burro andaluz y, además, desempeña una labor social. Colabora con varias asociaciones que trabajan con personas “con síndrome de Down, autismo, parálisis cerebral, trastornos alimentarios…”.

Y sus animales son los “verdaderos terapeutas”, dentro de lo que denomina ‘asnoterapia’. Estar con ellos aporta beneficios como parte del tratamiento para aliviar, sobrellevar o superar una enfermedad o problema. “Es una maravilla”, reconoce Rafael.

“Uniendo el trabajo de los especialistas con el nuestro, como conocedores de los burros, queda un resultado que… se me pone la piel de gallina, es muy bonito, con eso te lo digo todo”, siente este amante de los burros.

Destaca que, principalmente, “el buen carácter” de esta raza sureña, “en concreto su nobleza, su fortaleza y que sea un animal equilibrado” ayuda a trasmitir estas cualidades a todo tipo de personas.

De la experiencia de Encarni creó esta ‘asnoterapia’

Hasta la cantante Lola Índigo lo pudo comprobar, ya que conoció la reserva al grabar allí parte del videoclip de su canción 'Mala Suerte'. En un directo en su cuenta de Instagram destacó "la importante labor" que realiza el matrimonio "desde el corazón".

¿Y cómo surgió la idea de la ‘asnoterapia’? Rafael nos cuenta que todo comenzó cuando una amiga suya, Encarni, “se quedó en silla de ruedas tras un accidente”. Dado que le encantaban los caballos, vieron cuál era la manera “más segura” de que pudiese disfrutar de ellos.

Entonces, Rafael domó a un mulo, montaron “un equipo con varios especialistas” y probaron que cabalgase en él. “Fue de las experiencias más bonitas que tuvo” Encarni, quien después la “describió en un artículo” y a Rafael le “picó el gusanillo” para repetirlo con más gente.

Más tarde nació la Terapia Asistida con Burros Andaluces (TABA), mediante un convenio que firmó con una asociación. “Queremos ayudar a las personas y a la vez concienciar de la importancia que ha tenido el burro durante siglos”, apunta.

El contacto con los asnos andaluces les permite “mejorar la autoestima, desconectar de su problema e inhibirlos”. Además de pasar un “rato agradable y satisfactorio” acariciando e incluso abrazando a estos animales. También cuidándolos en plena naturaleza.

"Mucho más inteligente que el caballo"

En la reserva viven unos “20 asnos”, considerados “de alto valor genético” por su pureza. Se mantienen cuidados por Rafael y su mujer, desde que iniciaron su proyecto sin ánimo de lucro. Gracias a donativos también, continúan con su labor de conservar la raza.

A través de su página web se puede contribuir, incluso apadrinando un burro. Una particularidad de este animal, en general, “es que es mucho más inteligente que el caballo”. Pero con el paso del tiempo ha ido desapareciendo de nuestra geografía.

Entre otras causas, por la mecanización de tareas y su consecuencia inmediata de dejar de usar al burro en el campo. Aunque con personas como Rafael descubrimos que tiene otro tipo de utilidades, en este caso en tratamientos.

“Tenemos que pensar en dejarle a posteriores generaciones algo que merezca la pena y ese es nuestro empeño también con esta reserva”, nos asegura para concluir. Larga vida a la ‘asnoterapia’ y al asno en Andalucía.

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