Los terroristas eligieron la noche del viernes 13 para perpetrar su matanza en una ciudad con sus restaurantes, discotecas y otros lugares de ocio a rebosar. El sangriento plan comienza poco antes de las nueve y media de la noche. Las explosiones retumban en el estadio a pesar del bullicio. Tras unos momentos iniciales de confusión, el pánico se adueña de las calles.