La historia de Tomás Castellanos, el niño que soñaba con brazos robóticos y lo consiguió: hablamos con él

  • Te contamos la historia de Tomás, un friki orgulloso que logró cumplir su sueño

  • “Si te enseñan cómo funcionan las cosas, podrás desbloquear el conocimiento para hacerlo por tu cuenta"

  • El software de código abierto es uno de los pilares fundamentales de los creadores actuales

Cualquiera diría que, hoy en día, es posible construirse la armadura de Iron Man o los brazos robóticos de Dr. Octopus, el villano de Spider-Man 2, interpretado por Alfred Molina. Seguramente, al leer estas líneas, pienses que sí es posible, pero solo para grandes empresas o gente con mucho dinero. O incluso posibles villanos todopoderosos como Elon Musk. Pero lo cierto es que, gracias al software de código abierto, a la impresión 3D e incluso la Inteligencia Artificial, se puede conseguir. Eso sí, hay que ponerle ganas, por supuesto. Y podemos encontrar un ejemplo perfecto en Tomás Castellanos, un joven de Ciudad Real que saltó a la fama gracias precisamente a crear unos brazos robóticos de la nada.  

"Desde que era bien pequeño me ha encantado siempre crear cosas. Sea de la forma que fuere, siempre he estado diseñando, fabricando, ideando o construyendo algo. Ya sea de niño con Legos, diseñando algo en el PC, dibujando, haciendo manualidades o desmontando cada aparato que encontraba", nos explica Tomás, contándonos de dónde le viene su necesidad de crear y construir.  

El software de código abierto, un gran aliado

En su currículum podemos encontrar desde una de las armaduras de Iron Man hasta la máquina de gritos de la película de Pixar Monstruos S.A., pasando por una de las trampas de la saga de terror Saw o incluso una televisión en miniatura que hizo como proyecto para Bizarrap. "Todo lo que hago y todo lo que aprendo, lo he hecho de forma autodidacta a base de prueba y error. Por ejemplo, imagina que quiero hacer un aparato que tenga una mano que salude y no sé cómo hacerlo. Primero, investigo la forma de llevarlo a cabo: qué partes quiero mover, de qué forma, si será con botones, si algo tiene que girar o únicamente inclinarse...etc. Luego, busco componentes electrónicos que se encarguen de cada tarea que quiera realizar, y una vez los encuentro, los compro". 

Todo parece sencillo cuando nos explica cómo crear cada uno de sus props y artilugios. Por ejemplo, los brazos robóticos (a los que define como "un proyecto de fin de semana que podría hacer cualquiera") los construyó valiéndose de Arduino (plataforma de desarrollo de hardware y software de código abierto). Pero lo cierto es que también basa su aprendizaje no solo en manuales, sino en fallar. Porque como dijo nuestro gran amigo Yoda, "el mejor profesor, el fracaso es".  

"Cada proyecto que hago tiene siempre un 'problema' que comparten todos: el conocimiento. No repito proyectos en mis vídeos, y pocas veces he repetido componentes, y esto es porque desde que empecé, me gusta enfrentarme a cosas nuevas. Al principio, mover un motorcito me parecía un mundo, pero en el momento en el que lo aprendí fue como 'a otra cosa'. Luego vas a por un proyecto relacionado con sonido y aprendes a manejar ese tema. Luego te apetece diseñar tu propia placa de circuitos y aprendes, luego ya tienes conocimientos para programar un microprocesador y no necesitas depender de otras cosas, lo cual te da pie a poder crear más aparatos. Todo esto es como un videojuego e ir desbloqueando cosas"

En el momento en el que aprendes algo, desbloqueas un montón de cosas que puedes hacer. Como en un videojuego

La IA, ¿aliada o enemiga?  

Últimamente la Inteligencia Artificial poco a poco ha comenzado a volverse indispensable en ciertos trabajos de nuestro día a día. Y más aún si hablamos sobre trabajos más técnicos o en los que necesitamos valernos de una ayuda externa. Se ha convertido en una herramienta más pero con sus peligros, porque uno de sus aspectos más críticos es que no crea por sí misma, sino que, para hacerlo, tiene que recurrir a trabajos ya realizados. Es algo que se evidencia mucho en el apartado artístico. Una IA no va a crearte un dibujo de la nada, sino que cogerá trozos de otros dibujos ya creados (y con derechos de autor) y creará algo a partir de ahí.

"Hemos llegado a un punto en el que va a ser muy complicado regular este tema. Al fin y al cabo no es un aparato que se meta en un tema concreto, sino que es algo que puede utilizarse para absolutamente cualquier cosa. Puede usarse en temas administrativos, en edición de vídeo, audio, en conducción, en cocina, y con la organización de tu vida en general. Una IA puede automatizar muchísimas cosas, y el problema de esto es que también puede sustituir muchas otras. Creo que en este punto, lo más sensato que se puede hacer es negociar con ella", reflexiona Tomás, al que la IA también echa un cable en su trabajo. 

"ChatGPT me sustituye bastante a Google. Da igual qué duda tenga porque puedo preguntárselo de la forma que sea y me va a dar exactamente la respuesta que más se ajuste a lo que le pregunto. En cambio, usando Google, tienes que navegar entre montones de respuestas que no te van a servir". Pero también recurre a Copilot, una herramienta de Microsoft para generación de imágenes. "Si quiero crear algo y en algún momento estoy falto de ideas, puedo hacer un concept art o simplemente usarlo para darme ideas y partir de esa idea base para crear lo que necesito". 

Lo friki está de moda 

No está de más recordar que un perfil como el de Tomás, años atrás, habría sido calificado de friki de una forma totalmente despectiva. Pero hoy en día, ser friki se ha vuelto en un concepto mucho más mainstream. Sobre todo gracias a la popularización del anime y el manga, o el éxito indiscutible del UCM (Universo Cinematográfico de Marvel). Tanto que hasta existe el día del Orgullo Friki, que se celebra cada 25 de mayo. "Se ha puesto de moda lo que hace unos años era solo para unos pocos, y todo gracias a lo popular que se han vuelto muchas películas o incluso al fácil acceso que tenemos a todo".

"Yo siempre he dicho que soy friki selectivo. Si tuviese que quedarme con algo, diría que Marvel y Rick y Morty son las cosas de lo que más friki soy". Y precisamente de la serie animada Rick y Morty sale una de sus creaciones más populares junto a la cabeza de Bender, el famoso robot de la serie Futurama. Incluso dio un curso para enseñar a construirlo desde cero. "Debes enseñar todo con mucha exactitud, y todo debe ir a un ritmo mucho más calmado. Una cosa que me gusta hacer, es que si tengo un fallo no lo elimino y lo arreglo fuera de cámara, sino que dejo el fallo y lo arreglo en otra clase. Todos cometemos errores, y si alguien está aprendiendo, le surgirán decenas de errores más, por lo que agradecerá bastante ver cómo solucionar algunos de ellos".