Acuicultura: pros y contras de la nueva manera de comer pescado sostenible

  • España es el mayor productor acuícola de Europa en toneladas

  • Los piensos, los antibóticos y el impacto medioambiental son la mayor preocupación

La sobreexplotación pesquera está agotando los principales caladeros del mundo. Según Greenpeace, tres cuartas partes de los emplazamientos más importantes de la pesca están exhaustos como los de atún, pez espada o el bacalao, un escenario preocupante en medio de una progresiva demanda por parte de todos los países desarrollados. Frente a esta situación, la acuicultura se presenta como única alternativa, una actividad milenaria en países como China, Egipto o Babilonia, donde se cultivaban carpas, ostras y truchas desde hace 4.000 años. Asia y el Pacífico dominan este sector con un 88,5% de la producción mundial, mientras que en Europa la cría de peces, crustáceos, moluscos y plantas acuáticas supone el 20% del total de pescado y da trabajo a unas 85.000 personas.

Sector de más desarrollo y futuro

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) considera que es el sector de producción de alimentos de más rápido desarrollo y representa ahora el 50 por ciento del pescado destinado a la alimentación a nivel mundial y recuerda que "teniendo en cuenta la disminución de la pesca de captura en los últimos años, es probable que el crecimiento futuro del sector pesquero derive principalmente de la acuicultura".

Acuicultura en España

Según el Observatorio Español de la Acuicultura, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, nuestro país es el primero productor acuícola de la Unión Europea, con 5.129 establecimientos y una producción de 293.579 toneladas. La mayor parte de las instalaciones son cultivos verticales, bateas, dedicados a la producción del mejillón. Además, España cuenta con la mayor diversidad, ya que se cultivan en torno a 40 especies de acuicultura marina y continental, la mayor parte para fines alimenticios, pero también para la conservación de animales acuáticos en peligro, uso ornamental y la producción de algas para biodiésel.

Ecologistas piden más control

Sin embargo, en los últimos meses organizaciones como Essere Animali ha denunciado las prácticas que se llevan a cabo en algunas piscifactorías intensivas de Italia y otras, Ecologistas en Acción, ponen en duda el papel sostenible de estas granjas y su impacto en el medio ambiente y en el bienestar de los peces. Por el contrario, desde la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (Apromar) se recuerda que la producción española bajo el sello Crianza de Nuestros Mares tener asegurado el origen y la trazabilidad del producto a lo largo de todo el proceso.

Ventajas

Entre los mayores atributos de esta actividad se encuentra su facultad para alimentar a la población mundial sin desequilibrar los hábitats del mar y reduciendo la presión sobre la pesca de especies en vías de extinción.

Según Javier Ojeda, gerente de Apromar, una de las principales ventajas de producir organismos acuáticos es su extremada eficiencia en el aprovechamiento de los recursos naturales. "En la alimentación de los peces y moluscos (piensos y fitoplancton), en comparación con la de los animales terrestres, se aprovecha mucho más el pienso porque al ser animales de sangre fría no tienen que quemar energía para mantener su temperatura idónea", comenta. Asimismo, subraya el escaso, por no decir casi nulo, uso de agua potable en su cría salvo en el caso de los producidos en agua dulce, así como su eficiencia reproductiva

Se pude comprobar la trazabilidad del pescado y también conocer su origen con total exactitud. En este sentido, Ojeda resalta el papel de la acuicultura en la distribución comercial. "El pescadero de calle o las grandes superficies lo pueden ofertar todos los días del año (no hay vedas); es uniforme en la talla a lo largo de todo el año, un dato muy interesante para los restauradores, y el precio se mantiene, no cambia tampoco en Navidad", indica.

Crea una economía empresarial local y produce puestos de trabajo. "No solo es un beneficio para las personas implicadas en el sector, sino que se democratiza un alimento de enorme valor nutricional. Hoy en día el precio del salmón o la lubina es mucho más asequible que hace 30 o 40 años, cuando eran productos alimenticios de lujo", resalta Ojeda.

Desventajas

Alimentación

Es uno de los mayores retos del sector y desde hace unos años se incentiva la investigación para dar con el alimento más adecuado. La necesidad de generar alimento para peces carnívoros u omnívoros sin diezmar otras especies ha sido uno de los grandes desafíos del sector. La Universidad Politécnica de Valencia, con la ayuda del Universidad Politécnica de ValenciaInstituto de Ciencia y Tecnología Animal "El proyecto tiene en cuenta tanto los ingredientes recogidos en la normativa, harinas vegetales y de pescado ecológicas, y las proteínas animales transformadas de origen ecológico, principalmente harina aviar, cerdo ibérico y de insectos", señaló el pasado enero Miguel Jover, coordinador del estudio.

Antibióticos

Los peces, como otro cualquier ser vivo, enferman, sobre todo en condiciones de cautividad. En los albores de esta actividad, las mayoría de esas dolencias era bacterianas y se trataban con antibióticos. Cuando había menos control, el empleo de estos medicamentos no se llevaba a cabo de una manera responsable, pero la FAO y varios gobiernos implicados en la acuicultura se han puesto las pilas en este sentido para eliminar en la medida de lo posible su presencia en esta actividad, debido a los riesgos para la salud de los consumidores. Algunos como el cloramfenicol, clenbuterol, dimetridazol o los glicopéptidos están totalmente prohibidos desde hace décadas. "En la actualidad se utilizan otras alternativas como las vacunas (no solo contra bacterias, también para evitar virus y parásitos), probióticos (fermentos que se añaden al pienso) y establecimiento de medidas de seguridad (planes para mantener a los peces aislados y que no lleguen a enfermar)", comenta el gerente de Apromar.

Medioambiente

Pese a las muestras del sector por preservar la sostenibilidad, organizaciones ecologistas denuncian desde hace años esta prácticas por no alcanzar las cotas de sostenibilidad para la economía local y el medio ambiente marino, sobre todo en el cultivo del salmón, la panga o el engorde del atún rojo. Sin dejar de vanagloriar una actividad con miles de años de tradición, consideran que el desarrollo comercial a gran escala se realiza en base a un uso insostenible de los recursos y la destrucción de hábitats naturales. Sin embargo, desde Apromar aseguran que "ese san benito" no se corresponde con la realidad. "Hoy en día la normativa que se le exige a una granja para operar es tremendamente exigente, desde que se solicita la puesta en marcha, con la presentación de una carta de impacto ambiental, hasta su actividad con controles y análisis periódicos para demostrar que no se está generando un impacto al medio ambiente", apostilla Ojeda.