Alerta en Alaska y Canadá por tsunami: ¿en qué casos se produce uno tras un terremoto?

eltiempohoy.es 23/01/2018 11:52

En japonés, un pueblo acostumbrado a sus efectos devastadores, Tsu significa 'puerto' y nami significa 'ola'. Precisamente uno de los últimos que ha copado las portadas de los medios de todo el planeta se produjo allí en 2011, que además causó el accidente en la central nuclear de Fukushima. Seguro que recuerdas también el trágico tsunami del Índico en 2004, que causó miles de fallecidos e inspiró varias películas. Pero, ¿siempre que hay un terremoto viene uno?

La respuesta es no. Y te lo vamos a explicar paso por paso y de un modo sencillo. Empecemos por el principio. Un tsunami puede originarse por un corrimiento de tierras, una erupción volcánica, la caída de un meteorito o un terremoto, la causa más común y la que nos ocupa. Normalmente, un terremoto necesita además para producir una falla. Es decir, dos trozos de corteza terrestre que van acumulando tensión hasta que producen un corrimiento.

Y ahí está una de las claves: en hacia qué dirección se producto el deslizamiento. Si es horizontal, no hay problema. Pero si es vertical, tenemos el 'parto' de un tsunami. Al subir rápidamente una falla y bajar otra, el agua de arriba no puede evitar 'dibujar' a su vez un escalón. Ese desnivel dura poco, ya que la superficie oceánica tiende a recuperar la 'horizontalidad' normal. ¿Cómo? La parte más ‘alta’ del agua cae y se produce una peligrosa onda, que comienza a propagarse a toda velocidad.

La parte realmente peligrosa (y el motivo por el que muchos tsunamis no son peligrosos en alta mar) es cuando va llegando a costa. Como desciende la profundidad de las aguas, la velocidad de la ola tiende a bajar, con lo cual más masa de agua de detrás va llegando y la ola comienza a crecer y crecer hacia arriba. Para cuando llega a un obstáculo de tierra, ya sean playas o puertos, es tan grande que acaba engulléndolos.