¿Hablan más y mejor las mujeres?

  • Estudios inciden en los factores que pueden explicar una mayor capacidad y precocidad comunicativa respecto a los hombres

  • Hombres y mujeres procesamos y producimos el lenguaje de forma distinta y probablemente con perspectivas distintas, aunque la inteligencia verbal sea similar, dicen los expertos

En el tiempo de recreo de los patios de los colegios es habitual ver a grupos de niñas jugando, pero también hablando, en contraste con la mayoría de los niños que optan más por disfrutar de los juegos. Conductas como éstas han proyectado la idea durante generaciones de que las mujeres hablan más que los hombres. Una creencia que hace unos años fue motivo de estudio por parte de la Universidad de Maryland en Baltimore (EEUU), y que concluyó que las mujeres son más comunicativas que los hombres debido a que tienen un 30% más alta la proteína FoxP2, o proteína del lenguaje, en su cerebro.

Laura Jiménez Ortega, profesora del departamento de Psicobiología de la UCM e investigadora en el Instituto de Salud Carlos III, manifiesta que “la proteína Foxp2 estaría en la base de las diferencias neurobiológicas en la comunicación vocal en mamíferos, no sólo en seres humanos. En roedores y aves, cuanta más proteína tienen, más comunicación exhiben. En ratones, por ejemplo, son los machos los que presentan más proporción de Foxp2 y los que más vocalizaciones realizan. En humanos, además, está asociada a alteraciones cognitivas y lingüísticas, que suelen ser más comunes en niños”. Jiménez Ortega recalca que, “curiosamente, se ha encontrado (Browers, 2013) que las niñas a los 4 años presentan mayores niveles de la proteína Foxp2 que los niños de la misma edad, lo que explicaría por qué las niñas desarrollan el lenguaje antes”.

En cualquier caso, prosigue esta investigadora del Instituto de Salud Carlos III, “aunque la proteína tiene un papel importante, es necesario, por un lado, hacer más investigaciones que confirmen estas diferencias en adultos, y por otro, tener en cuenta que hay otros genes implicados que juegan también un papel fundamental”. Por último, continúa esta profesora, “aunque las causas son diversas, parece que existe un cierto dimorfismo sexual en las estructuras cerebrales implicadas en el lenguaje. Además, los patrones de activación de esas áreas y el procesamiento del lenguaje parecen ser distintos entre hombres y mujeres”.

Hablar más, relacionado con la salud mental

Sergio Oliveros, psiquiatra y director del gabinete de psiquiatría Grupo Doctor Oliveros, sostiene que la investigación resulta demasiado pequeña para sacar conclusiones tajantes y se pregunta: “si las mujeres tienen una FoxP2 alta y por ello hablan más, o los niveles de FoxP2 se deben a que desde la infancia se ha estimulado más esta capacidad en ellas.” En su opinión, “habría que estudiar si se trata de casualidad o causalidad”. Y mantiene que “desconocemos en profundidad este asunto, pero todo apunta a que el cerebro es esencialmente intersexual y puede ser, más masculino o más femenino, en cada sujeto, independientemente de su género”.

La mujer habla más de su sufrimiento y pide antes ayuda, lo que le protege indudablemente frente a la enfermedad mental", opina Sergio Oliveros, psiquiatra

Lo que sí se ha comprobado, prosigue Sergio Oliveros, “es que la actividad de la proteína FoxP2 está disminuida en apraxia del habla infantil, el tartamudeo o el autismo. En este último, la incidencia es de cuatro hombres por cada mujer. En la mujer se detectan más patologías mentales leves (ansiedad, depresión, insomnio etc.) que en el hombre (en las graves, la incidencia es la misma). Esto puede deberse a factores culturales, sociales y/o biológicos, pero lo cierto es que la mujer habla más de su sufrimiento y pide antes ayuda, lo que le protege indudablemente frente a la enfermedad mental”.

La búsqueda de una evidencia que ofrezca más luz sobre el uso del lenguaje en mujeres y hombres ha sido objeto de estudio por parte de numerosos expertos a lo largo de este siglo. Laura Jiménez Ortega comenta que hay gran cantidad de literatura dedicada a este tema. Según esta profesora, “algunos libros de divulgación (The female brain,2006 Brizendine) han afirmado que las mujeres usan en torno a 20.000 palabras y los hombres unas 10.000. Sin embargo, un artículo publicado en la revista Science (Mehl et al, 2007) no encontró diferencias entre hombres y mujeres, concluyendo que, independientemente del sexo, hablamos unas 16.000 palabras. Este estudio se realizó en estudiantes universitarios, con cultura y hábitos de lectura similares, que hace que se iguale la cantidad de vocabulario utilizado de forma habitual”. Más recientemente, continúa Jiménez Ortega, “otro estudio de 2019, en adultos africanos americanos, recogido en la revista americana Journal of Speech-language Pathology, encontró que cuando se pedía a los participantes que narraran una historia, las mujeres hablaban más, producían más información y tomaban más tiempo en crear narrativas, contando historias más descriptivas, evacuativas y reflexivas que los hombres”.

Las niñas hablan antes que los niños

Lo que sí demuestra la experiencia diaria, según Dafne Cataluña, psicóloga del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP), es que “las niñas suelen hablar antes que los niños. Se comunican más y utilizan mejor el lenguaje”. Esta psicóloga mantiene que “el lenguaje en el ser humano se adquiere y se desarrolla durante los primeros 3 años de vida, tiempo en el que el cerebro está en pleno proceso de desarrollo y de maduración. Por la plasticidad del cerebro, cuanta más exposición y experimentación haya con estímulos relacionados con el habla, más se desarrollará esta capacidad, independientemente de su género”.

El estudio realizado en 2011 Boys and Girls on the Playground: Sex Differences in Social Development Are Not Stable across Early Childhood, continúa la psicóloga de IEPP, “encontró que las niñas tienden a hablar y desarrollar habilidades socio-emocionales antes que los niños”. Esta potenciación del lenguaje asociado al género estaría relacionada, según Dafne Cataluña, “con las creencias que en una cultura se tenga acerca de lo que se supone “normativo” en un varón o en una mujer”. Esta experta en psicología asegura que “en la cultura occidental uno de los roles de género es que las mujeres hablan más, esa es una de las razones por la que solemos crear más espacios de conversación con niñas que con niños, y la experiencia repetida es lo que nos permite perfeccionar la técnica y generar hábitos. Mayor dedicación a algo suele implicar un mejor desempeño”.

Independientemente del número de palabras utilizadas o la concentración de proteína en el cerebro, lo verdaderamente relevante a juicio de Laura Jiménez Ortega “es la comprensión y la producción del lenguaje, donde las mujeres parece que utilizan mayores redes neuronales interconectas entre sí y más bilaterales (ambos hemisferios), independientemente de la estimulación externa. En cambio, los hombres parece que son más dependientes de la estimulación externa”. Por tanto, continúa esta investigadora, “desde mi perspectiva, hombres y mujeres procesamos y producimos el lenguaje de forma distinta y probablemente con perspectivas distintas, aunque la inteligencia verbal sea similar. Esto hay que tenerlo en cuenta en todos los ámbitos de la vida, educativos, profesionales, etc.”

En lo que coinciden todos los especialistas es que hablar tiene un efecto terapéutico para hombres y mujeres y, sobre todo, en la actual crisis sanitaria motivada por la aparición del covid-19, que está teniendo consecuencias psiquiátricas para la población. El doctor Sergio Oliveros avisa de que “el consumo de psicofármacos ha aumentado un 20% así como la venta de bebidas alcohólicas y, aunque no tengamos datos oficiales todavía, por lo que observamos, puede conducir a un aumento en la tasa de suicidios”. La soledad, la falta de ejercicio físico, las dificultades económicas o el estrés por el temor constante a una muerte inexorable pueden agravar el riesgo en la tercera edad. Por eso, este psiquiatra aconseja a estas personas “hablar, aunque sea por teléfono o en el rellano. La conversación es, sin duda, una conexión con la realidad, una inyección de afecto, una razón para seguir viviendo”.