Al hielo marino estival del Ártico le quedan 30 años: por qué se derrite y qué efecto tendrá en la Tierra

  • En julio de 2018 el Ártico perdía una superficie del tamaño de Islandia cada día

  • Aquel verano el deshielo fue tres veces más acelerado que en los últimos 40 años

  • Se calcula que si el ritmo de derretimiento no se frena, habrá desaparecido del todo en 2050

Cada verano, el hielo marino Ártico se derrite parcialmente para después reponerse en invierno en su totalidad. Es un ciclo que se está viendo trastocado en los últimos años, viéndose tremendamente acelerado hasta el punto de que en zonas históricamente congeladas el agua es todo cuanto se ve este 2020. Un estudio analiza cómo se comportó este hielo estival en 2018, un antes y un después en la Tierra.

La reducción de las banquisas árticas fue tres veces mayor en el verano de 2018 que hace 40 años, derritiéndose a un ritmo del 12,8% cada década. Es la conclusión del análisis publicado en la revista Heliyon por un grupo de investigadores indios. El trabajo conecta este deshielo con fenómenos climáticos como El Niño que se perciben en las zonas tropicales.

Normalmente, la capa de banquisas (como se conoce al hielo marino) varía su extensión a lo largo del año. En marzo está en su máximo valor y en septiembre en el mínimo. Los datos de 2018 se han comparado con los anteriores disponibles desde el inicio de los registros, en 1979.

Una pérdida de hielo diaria del tamaño de Islandia

Las conclusiones indican que desde hace 40 años, esta zona polar pierde hielo marino en septiembre a un ritmo de 12,8 % por década y 82.300 kilómetros cuadrados al año, una superficie mayor que la comunidad de Castilla la Mancha. En el pico de la pérdida de hielo, que esta investigación dató en julio de 2018, el Ártico perdía 105.500 kilómetros cuadrados de hielo al día, un área más grande que Islandia.

Avishnar Kumar, coautor de este trabajo e investigador sénior del Centro Nacional de Investigaciones Polares y Oceánicas (NCPOR) comenta a SINC que esta reducción “puede provocar que el Ártico pierda todo su hielo en las próximas tres décadas”.

¿Cómo afectará el deshielo en la Tierra?

“Desde que tenemos datos disponibles de satélite [1979], se puede observar que cerca del 50% del hielo marino de septiembre se ha desprendido. Basándonos en nuestro conocimiento sobre la pérdida de hielo marino y en investigaciones en curso, podemos manifestar que la tasa de pérdidas podría incrementarse por el aumento de temperaturas”, explica Kumar.

Y advierte: “Si la reducción continúa a este ritmo, puede tener impactos catastróficos en el aumento de la temperatura del aire y ralentizando las corrientes oceánicas globales”.

La investigación del NCPOR vincula esta pérdida de hielo marino con el calentamiento de los océanos de todo el planeta y su efecto en los ciclos de viento y presión atmosférica del Ártico. Presta especial atención al fenómeno de El Niño, un evento climático que hace variar las características atmosféricas y oceánicas del Pacífico ecuatorial y provoca procesos climáticos extremos en muchas partes del mundo. Este fenómeno ocurre de manera cada vez más frecuente al tiempo que la temperatura media global aumenta.

Masas de aire y agua caliente desde los trópicos

Este ciclo, señala la investigación, puede trasladar masas de aire y agua caliente desde los trópicos al Ártico, provocando el deshielo de banquisas y comenzando un bucle conocido como la ‘amplificación ártica’. La reducción de superficie de hielo deja paso a aguas marinas más oscuras que absorben más radiación del sol. Como retienen más calor, aumentan las temperaturas del agua y más hielo se derrite, provocando que la región ártica se caliente a un ritmo mayor –unas cuatro veces más– que el resto del mundo.

Los investigadores también han querido llamar la atención sobre la atmósfera del Ártico, de la que han podido extraer datos para comprender mejor esta pérdida de hielo marino. Así, destacan no solamente que septiembre de 2018 fue el tercer mes más cálido desde que se tienen registros, sino que había una importante diferencia entre la temperatura sobre el océano Ártico (unos 3,5º C) y el Ártico continental (unos 2,8º C). Este contraste, según explica Kumar, “puede tener un papel vital en la cantidad de hielo marino existente”.

El coautor señala que “si la temperatura del océano aumenta, llevará a una pérdida gradual de hielo marino y menos superficies que reflejen la radiación”. Así, un océano más cálido “conllevará un retraso en el crecimiento del hielo durante otoño e invierno” y periodos más largos de exposición en verano, que es cuando comienza el proceso de deshielo y calentamiento del ártico.